El debate en torno a la Directiva sobre derechos de autor y especialmente el artículo 13 está candente. Las
organizaciones de derechos humanos y de derechos digitales están tratando de convencer a los responsables de la UE de que supriman el artículo 13 del proyecto de Directiva sobre
derechos de autor. El artículo 13 introduce nuevas obligaciones
para los proveedores de servicios de internet que comparten y
almacenan contenidos generados por los usuarios, como las plataformas de intercambio de vídeo o fotos, incluida la obligación
de filtrar todos los contenidos que se suben a sus servicios. El artículo 13 provoca tanta inseguridad jurídica que los servicios de internet se evrán forzados a monitorear, filtrar y bloquear las
comunicaciones de los ciudadanos de la UE si no quieren que se hundan sus empresas.
El argumento principal de
las organizaciones de derechos humanos es que el filtrado obligatorio
de contenidos amenaza la libertad de expresión: nuestra capacidad
para difundir y buscar ideas e información. Es muy probable que las
empresas de internet filtren el contenido de forma muy estricta para evitar cualquier mínimo riesgo de multas costosas. Los sistemas de
filtrado automático traerán una nueva era de censura a internet.
Asimismo, las organizaciones de derechos humanos también argumentan que
las nuevas reformas supondrán el fin de algunas plataformas, como Wikipedia y Github. O, como mínimo, que la reforma dificultará
la valiosa cooperación entre los usuarios y las posibilidades de
intercambio de conocimientos que ofrecen las mismas.
Por supuesto, ni la Comisión Europea ni el Parlamento Europeo quieren cerrar estas plataformas o dificultarle la vida a las nuevas empresas europeas que comparten códigos en Github. Lo que quieren es regular las grandes plataformas como Facebook, YouTube y Google. Y a pesar de que muchos de nosotros estamos de acuerdo en que es una buena idea, esta no es la forma de hacerlo: los efectos secundarios son demasiado costosos para la sociedad.
¿Hace falta un artículo 13?
Sabemos que las grandes plataformas obtienen
enormes beneficios de los contenidos que suben sus usuarios.
Algunos de estos contenidos infringen los derechos de autor, otros
no.
La mejor solución para todos sería que las plataformas y
los titulares de derechos llegaran a un acuerdo sobre la
concesión de licencias. Es decir, cada vez que alguien suba una
canción a YouTube sin el permiso de la discográfica, puesto que YouTube
gana dinero vendiendo espacio publicitario en su página, tendría que entregar a la
discográfica una parte de esos ingresos publicitarios. Si
los titulares de los derechos de autor y los propietarios de las
plataformas pudieran cooperar y cambiar el modelo empresarial, se
resolvería el problema de la diferencia de valor. De este modo, la libertad de expresión no se vería amenazada y
todo el mundo recibiría su dinero. Pero parece que plataformas como
YouTube son reacias a compartir sus ingresos de forma voluntaria.
No cabe duda de que es preciso cambiar la forma en que protegemos actualmente los derechos de autor. Las plataformas de internet que recopilan o alojan contenido han cambiado las formas de consumo de los medios de comunicación. Pero el filtrado obligatorio que exige el artículo 13 no es el camino a seguir. Si la Comisión Europea y el Parlamento Europeo no están dispuestos a enfrentarse a las plataformas de internet y a crear un nuevo modelo de derechos de autor que dependa de la concesión de licencias, al menos deberían garantizar que el derecho a la libertad de expresión no se sacrifique en aras del beneficio.
El
artículo 13 sería aceptable si incluyera estas seis garantías:
1. Cambiar la presunción
Nuestra presunción debería ser que los usuarios no quieren infringir los derechos de autor. La mayoría de nosotros compartimos alegremente videos, fotos y memes por entretenimiento e interacción con los demás, no como parte de una estafa que involucra robar la propiedad intelectual de nadie. Sin embargo, la versión actual del artículo 13 está diseñada en torno a la presunción de que los usuarios desean infringir los derechos de autor. Si partimos de la posición opuesta, podemos diseñar un conjunto de reglas más sensatas.
2. Sin filtración previa
El control del contenido de los usuarios y el requisito de instalar un sistema de filtrado previo de todas las comunicaciones electrónicas viola la libertad de expresión.
3.
Excepciones
Para despejar dudas sobre qué cosas
pueden infringir los derechos de autor, sería preciso detallar
expresamente las excepciones. Por ejemplo, la parodia y los memes: son
ejemplos de casos en los que la libertad de expresión legítima
podría incidentalmente utilizar material protegido por derechos de
autor. ¿Queremos salvar los memes? Pongámosle un nombre entonces.
La libertad de expresión protege sobre todo las expresiones relacionadas con cuestiones políticas. Si alguien sube por ejemplo un vídeo de una protesta actual para tratar de convencer a sus amigos de que se unan y se escucha música de fondo protegida por derechos de autor, este es el tipo de cosa que también debería estar protegida por una excepción. La música de fondo es algo que no debería anular la libertad de expresión. La UE puede presentar una lista no exhaustiva de excepciones.
4. ¿Qué es el uso privado?
No solo ha
cambiado el modelo de negocio del sistema de derechos de autor,
sino que también se ha transformado la forma en la que utilizamos internet para fines privados y sociales y para actividades no
comerciales. Todos sabemos que los vídeos caseros que se suben a YouTube solo los verán los familiares o un pequeño grupo de amigos, aunque en
teoría puedan llegar a miles de millones de personas. ¿Qué pasa
si hay alguna música protegida con derechos de autor o un dibujo animado
visible en el video? Sin duda, también debería existir una
exención para los medios cuyo uso es privado.
5. Sanciones
El artículo 13 sancionará a las plataformas si no retiran el material protegido por derechos de autor. Como consecuencia, estas serán extremadamente cautelosas y eliminarán cualquier cosa que suponga el menor riesgo de multa. Pero, ¿qué ocurre cuando las plataformas empiezan a eliminar contenido que no constituye realmente una violación de los derechos de autor? Sorprendentemente, el proyecto de ley no dice nada al respecto. No se incentiva económicamente de ninguna forma a las plataformas para que traten de hacerlo bien. Si te despojan por error de tu derecho a la libertad de expresión, no se enfrentan a ninguna sanción. La UE debería crear un incentivo de reequilibrio. Si los titulares de derechos y las plataformas pueden recibir sanciones por eliminar contenidos legítimos generados por los usuarios, cambiarán su actitud y el contenido de los usuarios se protegerá más eficazmente .
6. Transparencia
Las
plataformas controlan toda la información disponible en Internet,
la clasifican y retiran contenidos. Cuando nuestros representantes
políticos o jueces toman una decisión que afecta a
nuestros derechos, tienen que dar explicaciones públicas. Pero en este caso las empresas toman decisiones relacionadas con la libertad de
expresión sin ningún tipo de transparencia ni rendición de cuentas. Si bloquean tu contenido, debes saber a quién tienes que denunciar y poder
presentar tu caso. La UE podría establecer mecanismos jurídicos
gratuitos en toda la UE para resolver litigios entre usuarios,
titulares de derechos de autor y plataformas de internet.
Todavía estamos a tiempo de suprimir el artículo 13 y crear un nuevo
modelo de derechos de autor sensato y basado en la concesión de
licencias. Y si la UE no es capaz de llagar a este punto, al menos
debería incluir estas garantías para proteger la libertad de
expresión.