El Primer ministro húngaro Viktor Orban tiene mucho que aprender del Presidente Putin sobre la represión política, pero va por buen camino. Durante su primer mandato, introdujo el “sistema de cooperación nacional”, impulsando cambios constitucionales que debilitaron los controles y contrapesos de la democracia y llevando la corrupción institucional a niveles sin precedentes. Trajo las instituciones independientes y la mayoría de los medios de comunicación bajo el control directo del gobierno y cambió el sistema electoral para favorecer al partido gobernante, Fidesz. Aparte de la debilidad de la oposición, estos cambios contribuyeron de manera significativa a la aplastante victoria de su partido en las elecciones de abril.
Parece que el próximo objetivo de la elite gobernante es la sociedad civil independiente y crítica. Al igual que en Rusia, los comentaristas partidarios del gobierno han lanzado una campaña de desprestigio contra ONGs críticas financiadas por donantes internacionales. Nos acusan de ser agentes de potencias extranjeras. La disidencia política es condenada a menudo como antipatriota, con un comunicado de prensa del gobierno etiquetado cualquier crítica "un ataque contra Hungría", "financiado por George Soros".
Este ataque retórico le ha seguido el acoso administrativo, con esfuerzos por parte del gobierno para cortar la financiación internacional de ONGs independientes. Aparte de Open Society Foundations, financiada por George Soros', el fondo ONG operado por subvenciones de Noruega EEE también molestan al gobierno de Orban. Las subvenciones del EEE y de Noruega representan la contribución financiera de Noruega, Islandia y Liechtenstein con aras de reducir las disparidades económicas y sociales en el espacio económico europeo (EEE). El gobierno noruego suspendió los pagos de estas subvenciones en mayo de 2014, tras la violación húngara de acuerdos relacionados con la implementación y seguimiento de programas de subvenciones. No suspendieron el fondo para ONGs, que es operado por un consorcio de ONGs independiente, y no el gobierno.
En represalia, el jefe de gabinete, Janos Lazar, envió una carta abierta al gobierno noruego, acusándolo de intromisión en la política húngara al financiar ONGs que, afirma, tienen vínculos con partidos de la oposición. Asignó a la Oficina de Control Gubernamental (KEHI por sus siglas en húngaro) con llevar a cabo investigaciones contra las ONGs que reciben fondos subvencionados por el fondo para ONGs noruego. La mejor prueba de que esta investigación está políticamente motivada es que la KEHI volvió a publicar un artículo en su portal de Internet, afirmando que los "liberales de la izquierda" y el "lobby homosexual" están detrás del fondo para ONGs noruego. Si las organizaciones no gubernamentales se niegan a cooperar con la KEHI, corren el riesgo de tener su número de registro fiscal suspendido; a largo plazo, su existencia institucional peligra. El gobierno noruego – al cual no se demoró en unirse el gobierno de Estados Unidos - expresó una profunda preocupación con estos procesos.
Varias ONGs húngaras han recibido subvenciones del fondo para ONGs noruego, para fortalecer el desarrollo de la sociedad civil y aumentar su contribución a la justicia social, la democracia y el desarrollo sostenible. Es verdad que la mayoría de estas organizaciones estaban entre los más acérrimos críticos de las acciones antidemocráticas del gobierno del Sr. Orban, pero no son títeres de los partidos de oposición, como afirma el Sr. Lazar: la mayoría eran igualmente críticos de administraciones anteriores. Por ejemplo, mi propia organización, Civil Liberties Union húngaro (HCLU por sus siglas en inglés, proporcionó representación legal al mismo Sr. Orban en 2007, cuando el gobierno socialista presentó una absurda demanda por difamación contra él. Aunque nuestros fondos derivaban de los mismos donantes en esa ocasión, aceptó nuestra ayuda sin reparo alguno. Nosotros hemos estado luchando por las mismas causas y principios en todo momento, independientemente de los gobiernos que van y vienen.
No se puede decir lo mismo de las organizaciones de la "sociedad civil" que han recibido grandes montos del gobierno para organizar manifestaciones que apoyan al gobierno, o para ejecutar campañas contra la oposición durante la campaña de difamación durante las elecciones. El ejemplo más conocido es el llamado Foro Civil para la cooperación (CÖF por sus siglas en húngaro), dirigida por Laszlo Csizmadia, que también es el Presidente del Fondo Nacional de Cooperación (NEA por sus siglas en húngaro), principal organismo para subvenciones del gobierno. Csizmadia es uno de los organizadores de la llamada "marchas por la paz", manifestaciones masivas que involucran a decenas de miles de participantes, traídos del campo a la capital para demostrar su apoyo al gobierno. El Fondo Nacional de Cooperación ha dado subvenciones a organizaciones encabezadas por políticos del partido gobernante, así como a los medios progubernamentales.
Es improbable que los políticos de gobierno realmente crean su propio cuento, que las organizaciones no gubernamentales de derechos humanos estén conspirando contra la nación. Uno de los motivos reales detrás de sus repetidos y vigorosos ataques es el deseo de traer todos los sectores de la vida bajo el control directo del gobierno, eliminando, o al menos debilitando, toda fuente de financiación no controlada por ellos. Los donantes como la Open Society Foundation o el Fondo Noruego para ONGs proporcionan una oportunidad única para las organizaciones no gubernamentales de crecer y construir alianzas - es decir, una sociedad civil fuerte capaz de catalizar la resistencia contra las violaciones de los derechos humanos y hacer que el gobierno sea más transparente y responsable. El Sr. Orban, en algún momento beneficiario de Soros, se ha dado cuenta de que una sociedad civil fuerte puede poner su imperio naciente en peligro.
Escrito por Péter Sárosi