Era la madrugada del 3 de octubre de 2013; tan temprano que el sol ni siquiera había salido. Un barco que transportaba a más de 500 migrantes - casi todos ellos escapaban del régimen dictatorial de Eritrea - se incendió a solo 800 metros de la costa de Lampedusa. Trescientos sesenta y seis hombres, mujeres y niños se ahogaron en las aguas del Mediterráneo. Habían llegado a Europa en busca de protección y con la esperanza de una vida mejor, pero lo único que encontraron fue la muerte.
Un mar de dolor
No era la primera vez que un trágico naufragio de migrantes tenía lugar en el Mediterráneo y, por desgracia, no será la última. Sin embargo, la magnitud de la catástrofe sorprendió a la nación italiana como nunca antes había sucedido y fue noticia en todo el mundo. Por otra parte, como resultado de esta tragedia -, así como de un segundo naufragio que arrojó el balance de 268 refugiados sirios muertos solo una semana después - el gobierno italiano lanzó la Operación Mare Nostrum, una operación de búsqueda y rescate, que ha salvado más de 160.000 vidas desde que empezó .
Pero desgracidamente la misión de rescate terminó un año después, en noviembre de 2014, y fue sustituida por una operación de Frontex llamativamente más limitada, denominada Operación Tritón. El previsible fracaso de Tritón en poner fin a lo que se ha definido acertadamente como "la vergüenza de los naufragios en Europa" ha provocado un aluvión de críticas de las deficiencias de las políticas de asilo y migración de Europa.
Proteger a las personas, no las fronteras: un día de recuerdo y acogida
Muchas cosas han cambiado desde la trágica madrugada del 3 de octubre de 2013. Lo que no ha cambiado es la incapacidad de los Estados europeos de asistir adecuadamente a las decenas de miles de personas que vienen a llamar a las puertas de la Fortaleza Europa, después de haber escapado de la guerra, la pobreza y la persecución. Las personas siguen muriendo en las orillas de Europa, tragados por el mar al intentar cruzar el Mediterráneo o asfixiados en un camión tratando de franquear vallas y muros, viejos o de nueva construcción, en todas las fronteras de la UE.Esta dramática situación exige un replanteamiento radical de las políticas de migración y asilo en Europa. Mientras tanto, siempre es importante recordar y aprender de lo sucedido, y por tal motivo el Comitato 3 Ottobre quiere que esta fecha trágica sea reconocida institucionalmente como Día del recuerdo y la acogida (¡firma la petición aquí!). Entre tanto, se está celebrando enLampedusa un acto conmemorativo de tres días organizado por el Comitato 3 Ottobre, junto con asociaciones como Save the Children, Amnistía Internacional y Médicos sin Fronteras, para conmemorar el segundo aniversario de la tragedia y sensibilizar sobre la necesidad de acabar con vallas y muros y en su lugar abrir corredores humanitarios seguros.