Un año después, nada ha cambiado
Tras el suicidio de un migrante tunecino el 5 de enero y el comienzo de las protestas a finales de mes, el responsable nacional italiano para los derechos de las personas privadas de libertad, Mauro Palma, visitó Lampedusa. Sus conclusiones de esta visita las presentó en una conferencia de prensa el 24 de enero.
Durante la misma, Palma dijo que estaba profundamente preocupado, pues se había encontrado que, tanto legal como materialmente, la situación era exactamente igual a la del año anterior. Es decir, que las autoridades no habían adoptado ninguna de las recomendaciones que se habían dado el año anterior.
Una "situación vergonzosa"
En cuanto a las infraestructuras, Palma se encontró con una "situación intolerable y vergonzosa": baños sin puertas, colchones sucios que nadie usaría y un enorme hacinamiento. Debido al hacinamiento, el comedor se usa para dormir, lo que obliga a la gente a salir fuera para comer.
Esta situación es especialmente preocupante pues muchos migrantes pasan estancias muy largas en Lampedusa. No es que pasen dos días en esas condiciones -lo máximo que se debería permitir- sino varios meses. Además, una parte del centro se cerro en 2011 a causa de un incendio, y desde entonces no se ha tomado ninguna medida para reconstruir la zona dañada.
Desde un punto de vista legal, señaló que, a diferencia de otros hotspots, en este los migrantes no pueden abandonar el centro tras ser identificados, a no ser que se cuelen por los agujeros de la alambrada que rodea las instalaciones. Esto plantea muchos problemas, desde el estatus legal del centro, hasta la falta de control jurídico sobre el mismo..
Profesionales que trabajan duro
Un aspecto positivo son los trabajadores del centro que, a pesar de las dificultades, realizan su trabajo con mucha profesionalidad. En su estancia en Lampedusa, Palma se reunió con todos ellos, y se sorprendió al enterarse de que era la primera vez que se reunían todos para hablar sobre los problemas de las instalaciones.
Palma destacó que es necesario dejar de abordar la situación de Lampedusa como una emergencia, y diseñar nuevas soluciones. Las conversaciones con representantes de la sociedad civil y voluntarios fueron también importantes pues revelaron todo su potencial y ayudaron a señalar otros problemas, como la falta de comunicación entre la sociedad civil y el personal de Lampedusa, algo de lo que se podría encargar la administración local.
Criterios comunes
El centro de Lampedusa era uno de los tres temas que Palma llevaba en su agenda; también supervisó un vuelo de retorno a Túnez y visitó las celdas de una comisaría de Palermo.
El vuelo a Túnez llevaba a 34 tunecinos que deportaban directamente desde Lampedusa. Todos iban atados con esposas de plástico durante el vuelo, un procedimiento habitual en estos casos. Palma expresó preocupación por la aplicación rutinaria de este método, en lugar de evaluar caso por caso la pertinencia de este sistema, especialmente teniendo en cuenta que cada persona va custodiada por dos funcionarios de seguridad.
En la conferencia de prensa, que tuvo lugar en Palermo en la oficina del responsable regional de Sicilia, Giovanni Fiandaca, se llegó a un acuerdo entre los dos mecanismos preventivos. El acuerdo pretende mejorar la cooperación y definir unos criterios comunes para proteger mejor los derechos de todas las personas privadas de libertad.