¿Dónde está ubicado este centro?
Hay un centro de acogida cerca de Tiburtina que acoge a italianos sin hogar y a migrantes que acaban de llegar y que desean iniciar el proceso de asilo, o que han sido rechazados por otros países.
El por qué de su creación
El Reglamento Dublín III estipula que los migrantes que llegan a Europa deben presentar su solicitud de protección internacional o asilo en el país donde hicieron su primera entrada. Es decir, cuando se llega por barco, España, Italia y Grecia tienen una carga administrativa considerable para tramitar las solicitudes de los migrantes y quizá incluso más que otros países no mediterráneos.
Italia tiene problemas que resolver en cuanto a la acogida de migrantes, no solo por el aspecto administrativo, sino también porque no existe un plan de acogida, ni servicios para abordar el flujo migratorio. De hecho, en Roma, la falta de servicios de admisión para migrantes llevó a la creación, hace tres años, de un centro de acogida llamado Experiencia Baobab, que nació del trabajo de activistas y voluntarios.
La experiencia Baobab: el comienzo de un hogar
El centro se convirtió en un refugio, un lugar donde comer caliente, obtener asistencia jurídica y también sanitaria. Las tiendas de campaña se convirtieron en sinónimos de un nuevo hogar para aquellos que habían dejado todo atrás en busca de una vida mejor.
Las historias dentro del centro
El centro dio cobijo a múltiples historias. Por ejemplo, un artículo de ASGI cuenta la historia de amor entre dos de sus huéspedes: un hombre marroquí que vivía en Libia con su familia, pero tuvo que dejar todo atrás cuando comenzó el conflicto violento, y una mujer italiana, que vivía en la calle desde que su familia la rechazó a los 18 años. Allí se conocieron y encontraron la esperanza en el otro, que les mantiene unidos.
Los voluntarios
En le centro, hay voluntarios italianos y también internacionales. Por ejemplo, un grupo de voluntarios españoles de la ONG No Name Kitchen, fundada en Belgrado en 2017, llegó a ofrecer su apoyo en mayo de 2018. Ayudan a recopilar comida y agua para la gente del centro.
El futuro incierto del campamento
La reciente redada policial el pasado 12 de julio es un recordatorio de la "clandestinidad" -es decir, no reconocimiento legal- del centro. No lo cerraron pero procedieron a llevarse a las personas sin documentos a la oficina de inmigración para su identificación. Se llevaron a cerca de 88 de las 350 personas del centro.
La falta de un marco para acoger a estas personas vulnerables hace que sean dependientes de la buena voluntad del gobierno en el poder, que actualmente no tiene una actitud favorable hacia las personas migrantes.