Diana llegó a Finlandia en octubre de 2015 con dos años de edad en pleno proceso de duelo por el secuestro y desaparición de su madre en su ciudad natal, Bagdad.
Ella y su padre, Azaldeen Kadhem, se encontraban entre los 100 refugiados que encontraron un nuevo hogar en la pequeña comunidad insular de Nagu, en el archipiélago suroeste de Finlandia. Allí, Mona Hemmer, de 80 años de edad, acogió a la pareja convirtiéndose en una figura de abuela para Diana y ayudándola a tener algo de estabilidad en su nueva vida.