Cada año, el socio de Liberties, Antigone, elabora informes sobre las condiciones de detención en Italia. En ellos hace un balance de la situación del sistema penitenciario mediante el análisis de los datos, estadísticas y conclusiones resultantes de la observación directa de las prisiones, disponibles gracias al trabajo del Observatorio de Antigone, que desde 1998 tiene autorización de entrada en todas las cárceles del país.
El nuevo informe del primer semestre de 2018 da razones para un cierto optimismo acerca de una futura mejora de las condiciones de detención. No obstante, también señala que las alternativas a la detención, que pueden ser más baratas y eficaces, siguen estando infrautilizadas por las autoridades italianas.
El problema de la capacidad sigue pendiente
Según este informe, presentado recientemente en Roma, las cifras de personas que ingresan en prisión y que antes estaban en libertad están disminuyendo (24.380 en los primeros meses de 2018, frente a los 25.144 en el primer semestre de 2017).
Este dato, junto con las estadísticas sobre delitos cometidos, indican que la actividad delictiva no está aumentando. Sin embargo, el número total de presos sí ha aumentado, aunque sea ligeramente: unos 700 en los últimos cinco meses.
El 30 de junio de 2018, el número de presos ascendía a 58.759, es decir, 8.127 más de la capacidad reglamentaria de esas infraestructuras.
Los extranjeros no generan emergencias de seguridad
Esto es lo que se desprende del informe del primer semestre sobre prisiones de Antigone, en el que también se hace referencia a la cuestión de los extranjeros.
No hay ninguna emergencia de seguridad o de ningún tipo relacionada con los extranjeros. La detención de extranjeros en Italia se ha reducido más de la mitad en los últimos 10 años.
Mientras que en 2008 la tasa de detención (es decir, el número de presos extranjeros respecto al número de extranjeros residentes en Italia) era del 0,71%, el 30 de junio de este año era 0,33%. Los presos extranjeros incluso han disminuido en términos absolutos en comparación con 2008.
Estos datos se deben a las medidas adoptadas para apoyar la inclusión. Normalizar su situación e integración en la sociedad reduce considerablemente las tasas de delincuencia.
Un ejemplo de ello es el caso de los rumanos: mientras que el número de rumanos residentes en Italia ha ido en aumento, los presos rumanos han disminuido en más de 1.000 en tan solo 5 años.
Todavía hacen faltan alternativas
En su informe, Associazione Antigone también responde a quienes proponen construir nuevas cárceles. La construcción de una cárcel con capacidad para 250 reclusos cuesta cerca de 35 millones de euros. Las medidas alternativas a la detención, que pueden lograr resultados mucho mejores respecto a la reducción de la reincidencia, son mucho más baratas.
En la actualidad, 28.621 personas se benefician de medidas alternativas (16.554 en libertad condicional de servicio comunitario, 11.159 en detención domiciliaria, 908 en semilibertad). Esta cifra podría aumentar hasta 50.000 si la detención no se considerara la única solución para quienes tienen condenas residuales de menos de tres años, y beneficiarse, por lo tanto, de medidas alternativas.
