Di patata y muestra tus dientes blancos nacarados - te están grabando.
Los berlineses se llevan una sorpresa orwelliana en la estación de tren de Südkreuz, donde el gobierno ha estado probando un nuevo sistema de vigilancia de reconocimiento facial. Es el último ejemplo del uso de esta tecnología en Europa, que ya se utiliza ampliamente en todo el mundo.
Pero, pese a su uso generalizado, la tecnología de reconocimiento facial funciona en un limbo legal. A medida que surgen problemas legales con su uso, los tribunales se ponen cada vez más del lado de los derechos de las personas y limitan el uso de tácticas policiales que invaden la privacidad.
La última sentencia de este tipo ocurrió este mismo mes, cuando el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminó que un sistema de vigilancia masiva en Reino Unido supone una violación a los derechos fundamentales.
No es algo nuevo
La vigilancia de reconocimiento facial utiliza cámaras de alta definición para capturar los rostros de los transeúntes en zonas públicas, luego compara esas imágenes con las de las bases de datos de las fuerzas de seguridad, por ejemplo, fotos de arrestos previos. A continuación, añade las nuevas imágenes a las bases de datos, independientemente de que la persona haya o no coincidido con alguna imagen existente.
El reconocimiento facial se remonta a los años sesenta. Uno de los primeros sistemas, desarrollado por Bell Labs en Estados Unidos, se basaba en características como la protuberancia de la oreja y la longitud de la nariz para reconocer rostros utilizando técnicas de patrones. El primer sistema automatizado se puso en marcha en 1973, pero era muy poco fiable: con que una persona se pusiera unas gafas, la tasa de éxito pasaba del 75 a menos del 3 por ciento.
Los sistemas nuevos son mucho más precisos, pero su funcionamiento cada vez es menos claro, ya que tanto los gobiernos como las empresas desarrollan sus propios sistemas patentados. Sin embargo, incluso si la tasa de aciertos supera el 97 por ciento, lo que Facebook afirma haber conseguido, esto daría como resultado un número extraordinariamente alto de falsos positivos cada día -piensa en miles, no en cientos- si el sistema se utiliza para inspeccionar zonas públicas muy concurridas.
¿Funcionan bien los sistemas actuales?
El uso de la vigilancia por reconocimiento facial se está convirtiendo en algo habitual en Europa. Se utilizó durante la final de la Liga de Campeones de 2017 en Gales, en la que se produjeron 2.297 falsos positivos: el sistema pensó que casi 3.000 personas eran sospechosas de terrorismo, pero se trataba de aficionados al fútbol, completamente ebrios. Terrorífico, sí, pero no terroristas.
También en Reino Unido, la policía del sur de Gales utilizó vigilancia de reconocimiento facial entre mayo de 2017 y marzo de 2018. ¿Cómo fue? El sistema identificó a 2.685 personas como sospechosas de terrorismo, pero 2.451 eran falsos positivos. Es una tasa de fracaso asombrosa.
Pero volvamos a Berlín, donde el sistema se ha utilizado activamente este año. Durante una prueba aislada del sistema en la estación de Südkreuz, 300 voluntarios presentaron "fotos de personas buscadas" y aceptaron caminar por la estación con transpondedores. El sistema pasó completamente por alto a varios de los voluntarios y produjo una tasa de falsos positivos del 0,3%. ¿Suena bajo? No lo es.
Kerstin Demuth, portavoz del grupo de protección de datos Digitalcourage, dijo a DW: "Realmente, creo que es un resultado catastrófico". Y tiene razón. Imagínate un nexo de transporte por el que pasan 100.000 personas cada día. Esa tasa de 0.3 por ciento se traduce en 300 falsos positivos cada día.
Y la cosa va a peor. En la medida en que la tecnología se utiliza como complemento a las prácticas policiales actuales -ejem, perfiles étnicos- es especialmente problemático que la tecnología de reconocimiento facial funcione aún peor en personas con la piel más oscura. Pero a pesar de sus fracasos, este tipo de vigilancia está siendo implementada por las fuerzas del orden en todo el mundo, y parece sólo cuestión de tiempo antes de que figuremos en estas bases de datos sin nuestro conocimiento. De hecho, un estudio realizado en 2016 por la Facultad de Derecho de Georgetown, Estados Unidos, descubrió que ya la mitad de todos los adultos estadounidenses figuran en bases de datos de reconocimiento facial.
¿Por qué es importante para ti?
Entonces, ¿por qué debería importarte? ¿Por qué no debería importarte? La privacidad es un derecho fundamental de cada persona, y nadie debería tener que sacrificarla sin justificación o su consentimiento. Pero la vigilancia de reconocimiento facial apisiona nuestra privacidad y ni siquiera se nos informa de ello. Y probablemente ni siquiera sea legal.
La seguridad es importante. Es una de las razones por las que formamos comunidades en primer lugar. Pero la vigilancia general, así sin justificación ni sospechas previas, no nos ofrece entornos más seguros. Más bien todo lo contrario. Todos esos falsos positivos obligan a las fuerzas de seguridad a desviar tiempo y recursos valiosos hacia la caza de aficionados borrachos del Real Madrid en las calles de Cardiff. Y existen muchas alternativas mejores a la vigilancia masiva.
Si te niegas al uso incontrolado del reconocimiento facial, no estás solo. En muchas ciudades europeas ya se han producido protestas en contra. En Múnich se manifestaron recientemente 30.000 personas. A la gente le preocupa su privacidad, especialmente cuando está en manos de un sistema tan chapucero. El Gran Hermano no está llamando a la puerta, está en tu casa y poniéndose cómodo.
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