La población reclusa en las cárceles italianas ha aumentado considerablemente este año pasado tras una tendencia a la baja después de una sentencia del TEDH contra Italia por el hacinamiento de sus instalaciones. El número de reclusos alcanzó en marzo 56.289 (para 50.211 plazas consideradas disponibles, aunque solo 45.509 están efectivamente disponibles, pues algunas cárceles tienen zonas cerradas o inutilizables). Antigone advierte que esta preocupante tendencia al hacinamiento ya está causando graves problemas: el número de suicidios ha aumentado, al igual que el de presos enfermos.