Durante cinco meses, los reclusos de la cárcel de Saint-Gilles no han tenido acceso a ninguna actividad colectiva, ni formación, ni deportes, ni eventos socioculturales, ni tampoco grupos de discusión o de culto.
En virtud de la Ley de Principios, todos los reclusos en Bélgica tienen derecho a sus derechos fundamentales y a prepararse para su reinserción en la sociedad. Pero muchos ya no disfrutan de este derecho debido a que los recortes presupuestarios han supuesto la anulación de las actividades laborales y la reinserción social.
Clases canceladas
La situación se ha producido a partir de la racionalización presupuestaria del Ministerio de Justicia, que ha reducido personal en todo el sistema penitenciario. A la luz de los recortes, el ministerio decidió unilateralmente suspender las actividades de trabajo y reinserción de presos.
Esta cancelación ha producido múltiples impactos:
- En los reclusos: Hay 720 reclusos que, a causa de los recortes han sido privados no solo de sus derechos fundamentales, sino también de actividades que son muy útiles, incluso imprescindibles, para su reinserción en la sociedad.
- En los trabajadores sociales: Esta medida afecta a las vidas de 136 profesionales (trabajadores sociales, criminólogos, psicólogos, profesores y monitores de talleres) que trabajan en 26 sectores de servicios para ayudar a litigantes y presos. Además, los funcionarios de prisiones se ven obligados a llevar a cabo su trabajo en un ambiente tenso e incómodo.
- En la sociedad: Los presos ya no podrán realizar trabajos de reinserción y verán sus derechos limitados, lo que supone un impacto muy negativo a la hora de su reinserción en la sociedad. Pero nosotros, como sociedad, tenemos una fuerte responsabilidad en que su reinserción sea efectiva, y mucho que perder si se les priva de sus derechos fundamentales y no pueden reintegrarse de forma satisfactoria en la sociedad.
Los programas de trabajo cancelados incluyen 50 cursos de formación profesional para la reinserción que van desde formación en lenguaje, cocina, informática y cálculo. Los programas suponen una gran ayuda para evitar la reincidencia (que tiene un coste humano y social) y contribuyen a mantener la "paz social" dentro de la cárcel, e indirectamente, garantizan también la seguridad de todos los ciudadanos.
Recortes dañinos
Esta situación no puede continuar, los derechos básicos tanto de reclusos como de trabajadores están en peligro. Los recortes presupuestarios ponen en cuestión la existencia de los servicios de reinserción y amenazan la subsistencia de los trabajadores, quienes se ven obligados a perder horas o directamente perder su empleo.
La situación requiere una solución integral que cubra las condiciones de vida y trabajo de todas las partes involucradas. No es posible que existan restricciones a los derechos humanos en el corazón de Europa.