Zhivka Aleksandrova se puso de parto y fue trasladada al hospital en marzo de 2015. Inmediatamente después de ser admitida, una enfermera se la llevó a la sala de partos, donde el personal del hospital insertó un catéter venoso periférico en su vena, lo que es una práctica normal en los casos de nacimiento en ese hospital.
Sin embargo, no solo no explicaron a Aleksandrova porqué hubo que utilizar un catéter tuvo, la droga que contenía, o cuáles podrían ser las consecuencias y los efectos secundarios de la misma, sino que tampoco tuvo en cuenta su negativa explícita a recibir el tratamiento.
Aleksandrova y su hijo fueron separados inmediatamente después del parto. Una enfermera que la asistía se llevó bruscamente al bebé, limitándose a mostrárselo a Aleksandrova desde la puerta a varios metros de distancia.
No es su firma
En el marco de un procedimiento rutinario, Aleksandrova fue abandonada sobre la mesa de parto durante dos horas, tiempo durante el cual el bebé permaneció en otra habitación. Nadie le dio información alguna acerca de la condición o el paradero de su hijo.
Después de haber conseguido que la dejaran levantarse de la cama, Aleksandrova se quedó esperando de pie a que alguien le trajera a su hija. Como nadie lo hizo, ella mismo se movió por los pisos de la sala de maternidad para buscar a su bebé por sí misma. El niño le fue finalmente entregado más de tres horas después del nacimiento.
Después de pedir que se le concediera acceso a su expediente médico, la demandante descubrió que la firma de la Declaración de consentimiento informado no era la suya. Había sido firmado por otra persona sin su conocimiento.
Desde la sala de partos a la sala del tribunal
Aleksandrova inició acciones legales contra el hospital el pasado octubre. El Comité de Helsinki en Bulgaria la está representando en su denuncia por violación de su derecho al consentimiento informado y por la separación ilegal de la madre y el bebé recién nacido.
Según la abogada Daniela Furtunova, este caso no solo tiene que ver con una violación del derecho de la demandante a ser informada acerca de los procedimientos a que ha sido sometido - y con una violación de su correspondiente derecho a rechazar tales procedimientos - sino que también implica una violación del derechode Aleksandrova al respeto de la vida privada y familiar, garantizado por el artículo 32 de la Constitución de la República de Bulgaria y consagrado en el artículo 8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos.
Las las madres y los bebés han de estar juntos
En lo que respecta a la separación del niño recién nacido de su madre, la abogada Adela Kachaunova afirma que es contrario a la Ley Nacional de Salud, que establece que las nuevas madres y sus hijos deben gozar de un entorno seguro y pacífico, y contradice aún más las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que aconseja que los bebés deben ser entregados al cuidado de sus madres al menos una vez en los primeros 30 minutos después del nacimiento. Kachaunova afirma lo siguiente:
"Siempre y cuando no haya razones médicas en contra, la práctica normal que se debe seguir en los hospitales es la que proporciona al paciente el máximo cuidado y asegura una pronta recuperación. Para las madres y sus recién nacidos, esto significa esencialmente estar juntos en los minutos posteriores al parto".
Zhivka Aleksandrova, insultada por la forma grosera y poco profesional en que fue tratada por la institución, dice que presenta la demanda para proteger a las madres venideras - tal vez incluso a su propia hija:
"No quiero olvidar lo que me pasó, ya que, dentro de años, podría sucederle a mi hija en la misma mesa de parto y quiero seguir viviendo con la idea de que le he ahorrado la gran angustia que yo misma tuve que sufrir".