Cuando se habla de migración, la línea entre la acogida y la explotación puede llegar a ser muy fina.
Este fue el caso de Calabria, en el sur de Italia, donde se ha descubierto que dos centros de acogida explotaban a los migrantes a quienes se supone que debían dar alojamiento y trabajo.
Estos centros, que nacieron como centros para solicitantes de asilo durante la Iniciativa Mare Nostrum, ahora son centros de acogida para migrantes, gestionados por cooperativas que tenían el compromiso de asignar 10 euros al día a cada persona, a cambio del trabajo de mantenimiento de las áreas verdes.
Activistas de la ONG italiana LasciateCIEntrare (socia de CILD) visitaron estos dos centros y han difundido los resultados de su investigación a través del periódico La Repubblica: 300 migrantes, incluido menores, vivían en condiciones inhumanas en centros diseñados para acoger a 80 personas.
"Los centros tienen la obligación de garantizar estándares de cuidado, como el acceso a la salud básica y servicios sociales, con las mismas garantías que los menores italianos, asistencia legal gratuita, acceso básico a la educaión, derecho a recibir información sobre su estatus, la posibilidad de interaccionar en un idioma común a través de la asistencia de un mediador y, por encima de todo, la protección de cualquier tipo de abandono, abuso, violencia y explotación."
LasciateCIEntrare afirma que ninguno de los estándares se está cumpliendo y hace meses que tampoco se entrega el salario asignado.
La situación es un ejemplo más de que la detención de personas migrantes se toma como un negocio rentable por parte de quienes gestionan estos centros, un negocio que solo genera más desesperación a los migrantes.
"¿Acogida de personas migrantes? Ahí no hay más que paredes y camas plegables. Al fin y al cabo ¿quién comprueba estos lugares?", concluían los activistas de LasciateCIEntrare.
Para más información, léase el informe completo (en italiano) de LasciateCIEntrare.