Zuzana Durajová, abogada de la Liga de Derechos Humanos (LHR) escribió una propuesta de diez páginas sobre cómo debería funcionar un organismo de supervisión en los hospitales psiquiátricos. Sintió la necesidad de escribirla por su experiencia de trabajo con pacientes y la supervisión claramente inadecuada de la que ha sido testigo. Aunque la supervisión actualmente la lleva a cabo el Defensor del Pueblo, según Durajová, carece de los recursos necesarios para hacer un trabajo riguroso.
"El mecanismo de supervisión debería servir para proteger los derechos de las personas que están de jure o de facto privadas de su libertad personal en hospitales psiquiátricos", reza la propuesta, que, junto con otros informes recogidos de casos, se envió al Ministerio de Salud en julio.
"Un día estaba nervioso y el personal me ató a una cama, y lo que es peor, me ataron tan fuerte con una sábana apretada alrededor del pecho que casi me ahogo. Se fueron inmediatamente, sin darse cuenta y sin el menor interés en cómo me encontraba, dejándome solo, luchando por mi vida", contó Radek Deak, de 30 años, recordando uno de los terribles momentos que sufrió en un hospital psiquiátrico checo.
Deak ha pasado por seis clínicas distintas de todo el país desde que comenzó su tratamiento en 1999. Según relata, en todas partes el trato fue discriminatorio y desproporcionadamente severo. También recuerda los momentos desagradables en los que el personal le ataba completamente y se burlaba del tamaño de sus testículos. Aunque todavía más grave ha sido el dolor que ha sufrido por el uso excesivo de la terapia de electrochoque y las ataduras.
Del hospital, con cicatrices
"No podía respirar, aún menos pedir ayuda. Para salvar mi vida tuve que quitarme las correas que me ataban. Lo logré con mucho dolor, las muñecas se me llenaron de sangre por el roce con el hierro. Todavía tengo la cicatriz", cuenta en su testimonio.
La LHR, recogió más testimonios de personas que recibieron tratamiento en instituciones psiquiátricas. Todavía está por ver cuántos de estos leerán los funcionarios del gobierno.
Con frecuencia los pacientes acuden a abogados, sin embargo, suele ser después de que el personal haya utilizado excesivamente sistemas de coacción como forma de castigo. Se quejan de la falta de higiene y de privacidad y de la violencia del personal. También mencionaron el acoso sexual. No quieren no poder tomar decisiones sobre su tratamiento, y estar obligados a someterse a una medicación fuerte.
Visitas sorpresa
La LHR ha pedido más controles regulares de las instalaciones. "Es fundamental que el organismo de supervisión pueda entrar a las instalaciones en cualquier momento y sin previo aviso, que pueda visitar cualquier departamento y hablar con cualquier paciente en privado", señala Durajová.
La propuesta de la organización, sin embargo, ha levantado polémica entre algunos médicos y expertos del campo de la psiquiatría:
"Esta propuesta está basada en la presunción de que los psiquiatras, más que cualquier otro médico, frecuentemente perjudican y maltratan a sus pacientes, y que los pacientes deben estar especialmente bien protegidos y los médicos supervisados por órganos especiales que, por supuesto, se pagan con fondos públicos. Esta presunción me parece un insulto", dijo Petr Mozný, el director del hospital psiquiátrico de la ciudad de Kromeriz.
Hace falta control
"No veo ninguna razón por la cual los pacientes psiquiátricos y los profesionales médicos que trabajan en el ámbito de la atención a enfermos mentales deban someterse a la vigilancia especial de una autoridad recién establecida", dijo Mozný.
El testimonio de Deak señala más prácticas controvertidas. "Todos los días, muy temprano por la mañana, las enfermeras llevan a todos los pacientes al pasillo. Los pacientes están sedados y con sueño por la fuerte medicación, y las horas de sueño nocturnas no son suficientes. No hay ningún lugar donde descansar durante el día, así que casi todos se acuestan en el suelo de linóleo sucio. Muchas veces se dan peleas por el poco espacio que hay".
A los pacientes les da miedo denunciar
Durajová cree que una de las razones por la que es necesaria la supervisión es el hecho de que los pacientes en un hospital no tienen dónde ir a denunciar, o tienen miedo de acudir al personal por temor a la venganza. Sus sospechas las confirma Radek Deak:
"Tenía miedo de que la denuncia no me serviría para mejorar nada, más bien al contrario, me perjudicaría, porque los médicos y el resto del personal sin duda se apoyan mutuamente y yo soy un tonto, que se está inventando las cosas".
Este informe de Sarka Kabatova se publicó originalmente en Lidovky.cz.