El Convenio de Estambul, llamado formalmente el Convenio del Consejo de Europa para la prevención y la lucha contra la Violencia contra la Mujer, impone a los Estados una serie de obligaciones destinadas a hacer frente a la violencia doméstica y a la violencia contra las mujeres. Polonia, que firmó la convención en diciembre de 2012, ha dado ahora pasos formales para su ratificación después de que la cámara baja del Parlamento, el Sejm, votara 254 frente 175 a favor de su adopción.
En el curso del debate parlamentario, se plantearon los argumentos de que el Convenio de Estambul era inconstitucional y representaba una amenaza para la tradición polaca y para la familia. La oposición más fuerte vino de la derecha política y la iglesia católica.
En diciembre del año pasado, la Fundación Helsinki para los Derechos Humanos preparó un artículo de opinión que sostenía que "El Convenio de Estambul se ajusta a la Constitución polaca y su ratificación es razonable para los fines de la prevención eficaz y la lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica."
Social norms
Una de las obligaciones de la Convención consiste en promover "cambios en los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres." En su dictamen, el HFHR señaló que las autoridades nacionales podrían decidir qué estereotipos han de ser considerados negativos y cuáles son los cambios sociales y culturales en los patrones de conducta de hombres y mujeres que han de ser promovidos.
"Por lo tanto, el convenio no especifica el contenido de las normas sociales que determinan los roles o comportamientos de las mujeres y los hombres, dejando a los Estados un área importante de discrecionalidad a este respecto", afirma Barbara Grabowska-Moroz, abogado de la HFHR. "La Convención prohíbe la promoción de los roles, comportamientos, acciones o atributos que consolidan la idea de la inferioridad de la mujer. De hecho, una de las obligaciones de la Convención es la eliminación de las normas sociales que legitiman la violencia contra las mujeres, incluida la violencia doméstica".
La ley que ratifica la convención será enviada ahora al Senado. Si los senadores votan a favor de la convención, será enviada al presidente para su firma. "No que decir tiene que no dejaremos de supervisar las eventuales iniciativas legislativas relacionadas con la convención," afirma el Dr. Adam Bodnar, vicepresidente de la HFHR.