El 7 de noviembre, la sede del Ministerio del Interior firmó un nuevo acuerdo entre Interior y los Ministerios de Asuntos Exteriores y la Comunidad de San Egidio, la Federación de Iglesias Evangélicas y la Iglesia Metodista Valdense para permitir la entrada en Italia de más de 1000 refugiados a través de los proyectos de Corredores Humanitarios.
El nuevo acuerdo vino después del éxito del primer memorándum firmado entre los mismos interlocutores en diciembre de 2015.
Cómo funcionan los corredores humanitarios
Para reducir las travesías en barco a través del Mediterráneo, que han causado un gran número de muertes, entre ellos numerosos niños, la Comunidad de San Egidio, en colaboración con la Federación de Iglesias Evangélicas y las Iglesias Metodistas y Valdenses, idearon un proyecto piloto en 2015 para proporcionar a los migrantes una forma más segura de llegar a Europa.
La idea era sencilla: ofrecer a personas en situaciones de vulnerabilidad -víctimas de persecuciones, tortura o violencia; familias con hijos; personas mayores; enfermos; discapacitados- una forma más segura (y legal) de entrar en Italia.
Las asociaciones mandaron a un grupo de voluntarios a los países donde se realizaron los proyectos con el propósito de establecer un contacto directo con los refugiados, y seleccionar a las personas que necesitaban abandonar el país primero. Una vez han identificaron a las personas que podrían solicitar un visado, enviaron una lista de posibles beneficiarios a las autoridades consulares italianas, y tras la revisión del Ministerio del Interior, se tramitaron los visados, válidos solo para Italia.
De esta forma, los solicitantes de asilo llegan de forma legal y segura a Italia, donde pueden solicitar asilo evitando ser presa de las mafias en su desesperado intento por llegar a Europa.
El primer acuerdo
Gracias al primer acuerdo y al protocolo con Líbano, 1000 refugiados que huyeron de la guerra civil siria y fueron acogidos por Líbano pudieron llegar a Italia de forma segura y legal a través de un proyecto completamente autofinanciado. Esto no solo les libró de un viaje muy arriesgado por el Mediterráneo, sino que les facilitó la integración en el país de acogida.
De hecho, el proyecto no terminó con la llegada de los refugiados; las asociaciones se han ocupado de otras tareas que el Estado italiano ha tenido problemas en llevar a cabo. Los refugiados fueron acogidos en casas a costa de las asociaciones, que también les proporcionaron cursos de idiomas, escolarización para sus hijos y ayuda en la búsqueda de un trabajo.
Una buena idea que propagar
Además de la renovación del protocolo con Líbano para 1000 refugiados más, se ha firmado un segundo acuerdo con Etiopía. En este proyecto, colaboran con la Comunidad de San Egidio, la Conferencia Episcopal Italiana (Cei), Caritas y Migrantes. Quinientos emigrantes sudaneses, somalíes y eritreos que viven en Etiopía serán acogidos en Italia, y el primer grupo podría aterrizar en el aeropuerto de Roma Fiumicino a finales de noviembre.