Tras las visitas a los centros penitenciarios de Alytus, Marijampolė y Pravieniškės entre el 20 y el 27 de abril, el Comité conra la Tortura (CPT) elaboró un amplio informe. Entre sus principales preocupaciones figuran los casos de violencia física y psicológica extrema por parte de los guardias (que incluso se produjeron durante la visita). El CPT reitera que los guardias no pueden responder a las infracciones con violencia, ejerciendo abuso de poder. Según el Comité, cuando no queda más remedio que hacer uso de la fuerza, se debe grabar y poner a disposición para su revisión. A día de hoy, ninguna institución lo hace.
Asimismo, el CPT denunció que los niveles de violencia (incluido el abuso sexual), la intimidación y la explotación entre los reclusos de las instalaciones que visitó eran extremadamente altos. Los presos siguen manteniendo subculturas informales y jerárquicas en las cárceles. El Comité criticó especialmente el hecho de que los guardias toleren esta violencia y no tomen medidas para proteger a los presos.
Como en sus informes anteriores, subrayó la necesidad de ampliar el personal, especialmente para la atención de la salud en las cárceles y los recursos de formación.
Las condiciones de vida en la cárcel son pésimas en muchos casos
El CPT evaluó positivamente la reforma de los centros penitenciarios de Alytus, Marijampolė y Pravieniškės. Las celdas cumplían los requisitos mínimos para cada individuo y estaban suficientemente iluminadas. Sin embargo, no todas las instalaciones, entre ellas algunas de las reformadas, cumplían los requisitos de higiene, en algunas, los presos solo pueden ducharse una vez por semana y no pueden realizar las actividades de ocio que desean. El Comité fue especialmente severo respecto a que los persista el sistema de dormitorios tipo “colonia” y que se haya frenado la transición hacia un sistema basado en celdas. El hacinamiento en las celdas sigue siendo una de las principales causas de la violencia entre los presos. Es urgente que se cambie a un sistema de celdas más pequeñas y menos concentradas.
El CPT llamó la atención sobre esta práctica e instó al Estado a que realice evaluaciones individuales de riesgo a la hora de decidir si aisla a un recluso en lugar de actuar en base a prejuicios.
Mejorar la atención sanitaria
La salud de los reclusos recibió mucha atención en el informe. No solo debido a la escasez general de profesionales de la salud, sino también por que se dan muchos incidentes de violencia, cuyas consecuencias no se registran ni se describen con veracidad.
Según el CPT, es preciso establecer una estrategia a largo plazo para luchar contra la adicción a las sustancias, así como contra el tráfico y el uso compartido de drogas. Aunque se han construido centros de rehabilitación en los centros penitenciaros Marijampolė y Pravieniškės, no servirá de mucho si los presos regresan a un entorno en el que otros siguen consumiendo drogas. Por ejemplo, en 2016 se registraron 21 nuevas infecciones de VIH en el centro penitenciario de Alytus, y en 2017 la cifra aumentó a 58.
Además de los casos de VIH y hepatitis, el sistema presta muy poca atención a la salud psicosocial de los presos. El CPT ha pedido que el Estado le informe de qué manera tiene previsto abordar estos problemas endémicos que requieren planes de acción a corto y largo plazo.
Cierre del centro de detención preventiva de Lukiškės
Tras años de críticas del CPT, el centro de detención preventiva de Lukiškės en Vilna se cerró finalmente en julio de este año y los reclusos fueron trasladados a otros centros penitenciarios. Sin embargo, aún queda por ver si esto garantizará a largo plazo unas condiciones adecuadas para los presos. Muchos reclusos afirman que no han podido ver a sus seres queridos desde hace meses, y es probable que el traslado agrave el problema del hacinamiento.
Lee el informe completo del CPT.