En 2016 se denunciaron 45 casos de suicidio en cárceles italianas, este año desde enero hasta finales de septiembre ya ha habido 44 casos. Estos datos dejan en claro la ineficacia del sistema penitenciario para hacer frente al malestar de quienes viven en él. La mayoría de los suicidios ocurren en las cárceles con peores condiciones de vida, en concreto las que tienen estructuras viejas y decadentes, con altas tasas de hacinamiento, poca actividad terapéutica y una presencia baja de voluntarios.