Aunque una parte de la sociedad italiana y de su clase política parece estar aterrorizada por la llegada de una nueva ola de migrantes al país, los economistas no expresan ninguna inquietud y señalan que en la inmigración no representa un peligro para el crecimiento, el empleo o el gasto público.
Italia es un país que acoge a muchos migrantes y su saldo migratorio es positivo. El país tiene una población de 60 millones de personas, incluidos cinco millones de residentes legales que no son ciudadanos italianos. Los datos que manejan los economistas indican que esos migrantes tienen un impacto positivo en la economía italiana.
Esto es particularmente cierto en lo que concierne a la financiación de las pensiones, ya que, de hecho, las cotizaciones sociales de los migrantes están sosteniendo 600.000 pensiones anuales. Otro efecto positivo de los migrantes es su contribución al tejido empresarial, ya que son responsables de la creación de una de cada cinco nuevas empresas italianas, y permiten la supervivencia de muchos otros negocios. En total, la contribución de los extranjeros a la creación de riqueza alcanza los 125.000 millones de euros.
Destruyendo mitos falsos
A pesar de estos datos tranquilizadores, siguen existiendo demasiados prejuicios sobre el impacto que los extranjeros tienen en la economía, aunque todos los economistas los refuten:
1. La idea de que los "migrantes roban nuestros trabajos" es simple y llanamente falsa. Al contrario, la inmigración no aumenta la tasa de desempleo ni reduce los salarios.
2. Se dice también que "los migrantes nos cuestan dinero", lo que también es falso. La mayoría de los migrantes son jóvenes y tienen empleo. De los cinco millones de migrantes que hay en Italia, 3.460.000 pagan impuestos y contribuyen al sistema de bienestar social.
3. "Los migrantes vienen a Italia aprovecharse de las ayudas sociales". Es otra falsa creencia, ya que, al contrario, los inmigrantes dan más de lo que reciben en términos de prestaciones sociales: en 2014, los inmigrantes extracomunitarios aportaron unos 8.000 millones de euros a los sistemas de seguridad social pero recibieron solo 3.000 millones en pensiones.
La inmigración puede representar un coste solo en el corto plazo, si los inmigrantes están mal integrados. A las sociedades europeas en les interesa integrar a los migrantes, de modo que encuentren trabajo y hogar y contribuyan así al crecimiento de la economía italiana.
Para saber más: un análisis en profundidad de Open Migration acerca de cómo los inmigrantes están salvado la economía italiana y las pensiones.