Unos días después del Día Internacional de la Conmemoración del Holocausto, una ocasión para recordarnos las trágicas consecuencias del racismo y de la discriminación, tuvo lugar un episodio racista muy grave en Macerata: un italiano de 28 años disparó a seis personas debido al color de su piel. Afortunadamente ninguna murió y las heridas no son graves.
El tiroteo
Según algunos medios de comunicación, el autor justificó el tiroteo como venganza por el asesinato de una mujer joven cometido por un ciudadano extranjero (que ha sido arrestado y está siendo investigado). Este suceso también ocurrió en Macerata.
El hombre cogió su arma, entró en el coche y condujo por distintas zonas de Macerata donde normamente se pueden ver ciudadanos extranjeros. Disparó desde el coche a los transeúntes antes de huir, al darse cuenta de que le perseguía la policía, quien finalmente le arrestó. Está acusado de masacre con el agravante de racismo. Antes de ser arrestado, hizo el saludo romano y se envolvió en una bandera italiana.
Según algunas fuentes, cuando fue arrestado dijo: "Italia para los italianos. Hice lo que tenía que hacer".
En su apartamento, la policía encontró pruebas que le relacionan con la extrema derecha y la ideología fascista. Fue candidato para la Liga Norte, un partido de extrema derecha, en las elecciones municipales de 2017.
Reacciones de políticos y de la sociedad civil
El tiroteo fue condenado por todo el espectro político, no obstante, Matteo Salvini, líder del partido Liga Norte, manifestó que los conflictos sociales se deben a que la migración está fuera de control. De forma alarmante, algunas personas, tanto de forma virtual como no, justificaron el tiroteo (incluidos algunos habitantes de Macerata). Sin embargo, otros políticos señalaron que precisamente esta retórica de odio y racismo que emplea Salvini es la causa fundamental del tiroteo.
El suceso es extremadamente grave por varias razones. La primera porque es un caso de justicia privada que no tiene cabida en una sociedad democrática, como tampoco que debería prestarse a un debate público su justificación. La segunda razón, pero no menos importante, es que es evidente e innegable que el racismo fue la causa del tiroteo. El racismo se ha introducido en el discurso político, y aunque durante un tiempo resultaba escandaloso, ya no lo es. Se ha arraigado en el subconsciente de muchos italianos, que realmente no condenan este tiroteo, como si las víctimas fueran las responsables de la muerte de la joven italiana simplemente por tener el mismo color de piel que el hombre acusado de asesinato.
La historia nos enseña que el racismo y la discriminación son algo más que simples palabras, y que este suceso podría ser el comienzo de una espiral de violencia que se debe detener. El racismo no se puede justificar. El racismo no puede ganar. El racismo se vence con educación, integración, diálogo y políticas migratorias inteligentes.