El jefe mafioso Salvatore Riina lleva 24 años en prisión. Fue condenado a cadena perpetua en una unidad especial llamada 41-bis, donde no puede tener ningún contacto con el mundo exterior.
Un mafioso agonizante
No hay nadie en italia que no conozca la terrible historia de Riina: como líder de la Cosa Nostra, ordenó y cometió incontables crímenes monstruosos, incluidos los asesinatos de Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, dos jueces que persiguieron activamente a la mafia y condenaron a gran cantidad de su miembros.
Ahora, con 86 años de edad, Riina sufre graves problemas de salud. Actualmente se encuentra en el hospital, aunque bajo una fuerte vigilancia, ya que todavía es considerando una amenaza para la sociedad.
Dado el mal estado de salud en el que se encuentra, sus abogados
solicitaron al Tribunal de Vigilancia Bolonia la suspensión de su condena o el arresto
domiciliario, pero el tribunal rechazó estas solicitudes por el peligro que
todavía representa Riina.
Detención humanitaria
La decisión del tribunal de Bolonia fue recurrida ante el Tribunal de Casación, que no ratificó la primera sentencia y solicitó una justificación más clara de la decisión del tribunal de primera instancia, pues dictaminó que "ser peligroso" no es razón suficiente para impedir que Riina tenga una muerte digna, algo a lo que todo ser humano tiene derecho.
La sentencia de Riina hubiera pasado desapercibida si se hubiera tratado de otra persona, pero el debate sobre su sentencia se ha extendido rápidamente por todos los medios italianos y ha provocado las reacciones más indignadas del público, de los políticos y de las instituciones involucradas.
La mayoría de la gente no está dispuesta a aceptar la idea de que alguien como Riina pueda pasar sus últimos días, meses, tal vez años, fuera de los muros de una prisión.
Estas reacciones revelan claramente el concepto de castigo que maneja la sociedad y su idea decómo debe ser administrado.Pero estas ideas predominantes difieren mucho de los principios de los derechos humanos, y por supuesto de la legislación italiana.
Una abrumadora mayoría de los ciudadanos quiere que Riina sufra y está indignada ante el hecho de que pueda obtener lo que todo ser humano debería tener.
No hay orden de liberación
El Tribunal de Casación nunca ordenó o sugirió la liberación de Riina. Lo único que dijo fue que el tribunal anterior debería reconsiderar la situación desde todas las perspectivas, especialmente con respecto a las leyes nacionales que establecen que nadie debe ser condenada a una pena inhumana y que una condencia debe ser suspendida cuando la salud del prisionero lo requiere.
Es muy probable que, como ya ha ocurrido en otras ocasiones con otros jefes de la mafia, Riina no gozará de un arresto domiciliario.
Sin embargo, esa decisión final tendrá que estar debidamente justificada, ya que la ley es igual para todos, independientemente de los cargos de los que se les acusa.
La postura de Antigone sobre este complejo asunto
En vista de que esta polémica no da señales de calma, Patrizio Gonnella, presidente de Antigone y CILD, hizo una declaración en la que la atención estaba centrada en lo que debería ser la consideración más importante de la sentencia de Riina: que la dignidad humana esté en el centro, incluso para quienes han cometido los crímenes más atroces.
Hay muchas personas en la misma situación que Riina, gente que fue extremadamente peligrosa, peroque ahora son ancianos enfermos viviendo enunas condiciones de detención pensadas para presos más jóvenes. Algunos se encuentran en estados de salud tan graves que es imposible considerarlos un peligro.
En cuanto a la amenaza social que todavía pueda representar Riina, es la policíala que debe estar pendiente de que si sale de la cárcel, existe el riesgo de que cometa nuevos crímenes.
Si el Tribunal de Casación no realizara correctamente su trabajo, significaría que nuestra concepción de la prisión es punitiva y vengativa. Y en un país fuerte y democrático esto no debería ser así.
"Un país fuerte y democrático", afirma Patrizio Gonnella, "no deja deliberadamente que nadie muera en prisión".