Esperamos que nuestros líderes se empleen a fondo para protegernos de esta pandemia. ¿Pero cómo nos aseguramos de que tomen las decisiones correctas respecto a qué hacer y dónde invertir los recursos públicos? Explicamos cuatro herramientas que nos brindan los derechos humanos para asegurarnos de que nuestros gobiernos toman las decisiones correctas.
Los medios libres e independientes mantienen a un gobierno a raya
Todos queremos estar seguros de que nuestros líderes hacen todo lo que está en sus manos para protegernos. Queremos que nuestros gobiernos empleen los recursos públicos correctamente. Ya sea invirtiendo en los equipos de protección necesarios para médicos y enfermeras o con ayudas económicas a las personas que han perdido sus empleos para que puedan pagar sus casas y comprar suministros. No nos corresponde a nosotros decir cuál es la mejor estrategia contra el virus. Pero estamos seguros de que los políticos son mucho más propensos a hacer lo que es mejor para el sociedad si saben que los votantes les están observando. Por eso existe el derecho humano a la libertad de expresión. Entre otras cosas, este derecho obliga a que cada país tengo unos medios de comunicación libres e independientes. Dependemos de los periodistas para que hagan las preguntas correctas, señalen dónde se han cometido errores o difundan qué políticas han sido efectivas. En los países donde los medios de comunicación públicos están bajo el control o la influencia del gobierno, o donde las empresas privadas de comunicación son propiedad de oligarcas afines al poder, no se puede confiar en los periodistas para mantener al gobierno a raya.
Podemos ayudarnos mutuamente trabajando a través de asociaciones
Todos esperamos que nuestros políticos escuchen nuestras preocupaciones, especialmente en este momento en que mucha gente está preocupada y confundida. No basta con decir a nuestros representantes lo que pensamos cada cuatro o cinco años en unas elecciones. Tenemos que hablar con ellos entre las elecciones mientras están en el poder y tomando decisiones. ¿Pero quién presta atención a unas pocas voces aisladas? Por eso existe el derecho de crear y trabajar a través de asociaciones, permiténdonos a los ciudadanos preocupados por distintas cuestiones o comprometidos socialmente trabajar y organizarnos colectivamente, para poder unir nuestra voz y que se nos escuche. Ya sean asociaciones de profesores preocupados por su profesión, por la infancia y la educación, u organizaciones que se ocupan de grupos vulnerables como las personas mayores. Las asociaciones garantizan una democracia sana pues construyen un puente entre la sociedad y los políticos. Es más probable que nuestros gobiernos resuelvan los problemas nos preocupan, si los ciudadanos podemos hacérselo llegar. En los países donde los gobiernos dificultan la existencia de asociaciones, la sociedad no puede confiar en los activistas para que transmitan a los políticos las preocupaciones de los ciudadanos.
Podemos asegurarnos de que los trabajadores de la salud cuenten con recursos suficientes
Todos estamos mejor cuando estamos sanos. La buena salud supone libertad, más esperanza de vida y mejor forma para disfrutar del tiempo con nuestras familias y llevar una vida digna. Por eso existe el derecho humano a la atención sanitaria. La ley de derechos humanos no dicta a los gobiernos cuánto deben gastar en atención médica, pero sí que estos empleen el máximo posible en sus servicios de salud.
El derecho a la atención médica también indica que los gobiernos no pueden retroceder. Es decir, deben mejorar constantemente sus sistemas de salud y no dejar que se deterioren con el tiempo. Pero eso es exactamente lo que ha sucedido en algunas partes de Europa en los últimos años, como en Reino Unido, Francia y España. En estos países, los gobiernos han estado recortando los presupuestos de sus sistemas de salud.
Una pandemia es una carga para cualquier sistema sanitario debido a la presión que supone que un gran número de personas que se enfermen a la vez. Pero si los hospitales, y todo el personal sanitario ya ha sufrido recortes, obviamente va a ser más difícil de afrontar. Los gobiernos que han invertido adecuadamente en sus sistemas sanitarios, tal como exige la legislación de derechos humanos, estarán mejor preparados.
Podemos asegurarnos de tener una renta y un hogar
Muchas empresas están despidiendo a sus empleados o pidiéndoles que se tomen una baja sin sueldo, dificultando así que lleguen a fin de mes, o que puedan seguir pagando un techo. Todos queremos la garantía de que si pasamos un momento difícil, porque enfermamos o perdemos nuestro trabajo, podremos seguir manteniendo un hogar y un nivel de vida básico. Esa es una de las razones por las que se pagan impuestos y contribuciones a la seguridad social. Y por eso existe el derecho humano a la seguridad social. Los gobiernos tienen la obligación de crear sistemas de seguridad social que brinden un nivel de vida mínimo básico hasta que pasen los tiempos difíciles. Eso incluye, por ejemplo, la vivienda, la alimentación, la atención sanitaria y otros aspectos básicos. Un sistema de seguridad social adecuado garantizará que las personas que pierdan su empleo no tengan que pasar hambre o perder su hogar durante la pandemia.
Nuestros derechos pueden servir de guía para que nuestros gobiernos actúen de la mejor forma posible
Unos medios de comunicación libres, el trabajo de las asociaciones, la atención sanitaria y la seguridad social son solo cuatro de las herramientas de derechos humanos que nos pueden ayudar a superar la pandemia del coronavirus. Si estas cuestiones no funcionan correctamente en tu país, júntate con otros conciudadanos para exigirle al gobierno que haga valer tus derechos humanos.