"Los medios de defensa contra el peligro exterior se han convertido en un instrumento de tiranía en casa." ― James Madison, cuarto presidente de Estados Unidos
Una encuesta realizada en Alemania tras los ataques de París, resultó en que más de nueve de cada diez personas apoyaban que el gobierno aumentara las medidas de seguridad en el país. La encuesta Deutchlandtrend de la cadena de televisión ARD exponía que el 91 por ciento de los alemanes apoyaban "medidas de seguridad adecuadas" como mayor presencia policial y más controles de seguridad, mientras que solo el 5 por ciento de los encuestados temían que estas medidas amenazaran sus derechos constitucionales.
Mientras, en Bélgica, la alerta máxima antiterrorista de una semana en búsqueda del último sospechoso de los ataques de París ha puesto en el centro de la escena política al partido antimigración de la coalición gobernante, el N-VA. En las últimas semanas, la Nueva Alianza Flamenca de Bart De Wever está empeñada en replantear las estructuras del poder central
"Esto es el 11 de septiembre europeo ... cambia la opinión pública. Y tal como ocurrió en Estados Unidos, veremos como se votan nuevas leyes en toda Europa", afirmo Wever.
El Frente Nacional es el mayor ganador de los ataques de París
La última señal de cómo esta política guiada por el miedo vence a la libertad y a los derechos humanos es el supuesto triunfo de la extrema derecha en Francia con el Frente Nacional (FN), que salió primero en la primera ronda de las elecciones regionales con un 27,9 por ciento de los votos.
En otras partes, el 53,1 por ciento de los daneses votó en contra de una mayor integración en la UE, rechazando las políticas de justicia y asuntos internos que ello conlleva.
Incluso las fuerzas políticas moderadas como los democristianos alemanes, últimamente han capitalizado el discurso de la seguridad y contra la migración.
Lo que observamos a día de hoy es la reactivación del debate sobre políticas de vigilancia en Estados Unidos. Tanto Francia como Reino Unido han anunciado recientemente planes para intensificar la vigilancia y otras medidas destinadas a impedir el terrorismo en casa.
"¡La cuota aumenta la amenaza del terror!"
Hace unos meses, el húngaro Viktor Orbán encendió el debate público sobre la migración en Europa al construir una valla en toda su frontera sur, y recientemente lanzó una campaña contra el plan de cuotas de la UE para distribuir a los solicitantes de asilo por todo el continente.
Anuncios de una página entera en periódicos y un anuncio televisivo atacaban el plan, contra el que Eslovaquia y Hungría han presentado una denuncia ante el Tribunal Europeo de Justicia. Los checos están considerando sumarse a la denuncia, mientras que Polonia simplemente anunció que ya no va a participar en la reubicación de refugiados.
Una página web del gobierno que hace campaña contra el plan de cuotas, afirma que Hungría, con una población de 10 millones, estaría obligada a acoger a 160.000 personas. Sin embargo, el país ha anunciado que solo acogerá a 1.294 de los 160.000.
No podía ocurrir en peor momento
Como demuestran los hechos mencionados, los políticos europeos no han dudado en capitalizar el miedo de los ciudadanos, e incluso los países que más están acogiendo migrantes, están vinculando las leyes de migración con las nuevas medidas de seguridad. La reacción pública a los ataques de París acabará seguramente aumentando la xenofobia y el rechazo a las leyes de migración y refugio existentes, mientras los intereses nacionales prevalecen frente a los valores comunes europeos.
Asímismo, en ese mismo espíritu, los titulares de prensa de todos los Estados miembros afirmaron que uno de los valores más tangibles de la UE, las fronteras abiertas dentro de la zona Schengen, estaba en riesgo.
Finalmente, las normas actualmente en debate acerca de la recogida de datos de los pasajeros de avión, otorgarían a las autoridades europeas nuevos poderes de vigilancia. Asímismo, las nuevas normativas sobre el acceso a armas de la Comisión Europea, probablemente tomarán la misma dirección.
Tenemos que aprender de nuestro pasado.
Ya es hora, por ello, de que todos los alemanes, franceses, italianos, húngaros, todos los europeos, garanticen que la Unión Europea y sus gobiernos nacionales no repitan los mismos errores de Estados Unidos tras el 11 de septiembre, y no acaben implicándose en guerras en el extranjero y escándalos de vigilancia masiva que amenazan la libertad y los derechos humanos.
En este Día de los Derechos Humanos, es necesario decir alto y claro que el mal gobierno autoritario fomenta de hecho el terrorismo. La radicalización florece bajo condiciones de represión, corrupción y fracaso del Estado.
György Folk - Jefe de redacción de Liberties.eu