Hoy, 17 de julio, es el Día de la Justicia Internacional, celebrado para reconocer el emergente sistema de justicia penal internacional. Este sistema de justicia incluye el ejercicio de la jurisdicción universal por tribunales domésticos con respecto a los delitos graves de derecho internacional más graves, tales como genocidio, crímenes de guerra, las desapariciones forzadas, tortura o crímenes de lesa humanidad.
Hasta hace muy poco, España estaba a la vanguardia en el respeto de los estándares internacionales de justicia, pues tenía una legislación que respetaba las normas internacionales y que hacía posible que tribunales nacionales pudiesen perseguir y castigar cualquiera de estos delitos, sin importar dónde fuesen cometidos o la nacionalidad de los presuntos autores o víctimas. Con los años, la jurisdicción Universal ha sido una herramienta fundamental para luchar contra la impunidad.
Pero parece que estos casos dañaron las relaciones diplomáticas del Gobierno con algunos países, así que el sistema de jurisdicción universal ha sido objeto de diversas reformas en los últimos tiempos que han culminado con la aprobación en marzo de la ley de jurisdicción Universal. La ley fue aprobada con solo el apoyo del partido político en el gobierno y limita considerablemente la jurisdicción de los tribunales españoles, cerrando, en la práctica, el acceso a la justicia a víctimas de delitos internacionales.
Y todo esto ocurre mientras una jueza argentina investiga los crímenes ocurridos durante la dictadura de Franco, ya que la legislación española y los tribunales han negado en repetidas ocasiones a las víctimas el acceso a la justicia y la reparación integral. Además, las reformas necesarias para armonizar los crímenes internacionales (por ejemplo, torturas o desapariciones) con las normas internacionales no se abordan en la actual reforma del Código Penal. La ONU ya ha declarado en varias ocasiones que la normativa española vigente no está en consonancia con las disposiciones de Tratados internacionales, y sin embargo, no se está haciendo nada.
A pesar de estos contratiempos, no perdemos la esperanza. Está claro que persistiremos en nuestros esfuerzos para hacer del Día Internacional de la Justicia un momento para celebrar en nuestro país.