La cárcel de Bollate en Milán es considerada un ejemplo de buenas prácticas penitenciarias. Los reclusos son tratados con humanidad y rehabilitados a través del estudio, el trabajo y la música (algunos participan en el programa de radio de Antígone, Jailhouse Rock). Recientemente, ha sido objeto de críticas de Sappe, sindicato de la policía penitenciaria, pues una interna quedó embarazada tras mantener relaciones sexuales en la cárcel. ¿Pero acaso los detenidos no tienen también derecho al afecto? ¿Qué hay de malo en enamorarse y mantener relaciones sexuales en la cárcel?