El gobierno húngaro ha trazado un nuevo plan anticorrupción que, en lugar de reducir la corrupción, aumenta el poder del gobierno. Las reformas de la financiación de los partidos y la protección de los informantes se han excluido del plan, cosa que no ocurría en planes anteriores. Tampoco incorpora las declaraciones de bienes de los diputados. Sin embargo, los sectores civiles y comerciales se enfrentarán a una regulación más estricta en el futuro.