El hacinamiento en las cárceles se ha convertido en los últimos años en una preocupación importante para el Consejo de Europa, que se ha comprometido a supervisar las normas y prácticas en las cárceles europeas. Las estadísticas muestran que muchos países todavía tienen una tasa de hacinamiento muy alta a pesar de haber asumido un compromiso para mejorar las políticas penitenciarias.
Italia y Francia
La preocupación del Consejo de Europa sobre el hacinamiento la comparten organizaciones de la sociedad civil y la prensa tanto en Italia como en Francia, donde el problema ha alcanzado un punto crítico.
- Italia: A pesar de que Italia ha intentado reducir la tasa de hacinamiento (que llegó a ser de 147 presos por cada 100 plazas en 2010) y mejorar sus estándares de trato, todavía queda mucho por hacer para evitar casos de malas condiciones sanitarias, patologías psicológicas y físicas y suicidios. Los 14 suicidios que han tenido lugar en distintas cárceles desde el inicio de 2017 han sido lo que ha despertado el interés del público y ha vuelto a poner el problema del hacinamiento en el centro de las miradas, pero la tasa sigue rodando el 109 por ciento de la capacidad.
- Francia: La prensa ha sacado a la luz el problema de las condiciones sanitarias de algunos centros penitenciarios, que demuestran no tener el menor interés por la salud y el bienestar de los presos La tasa de hacinamiento en Francia es de cerca del 114 por ciento, aunque esta es una media: hay instalaciones que rondan el 200 por ciento de su capacidad. Esta concentración tan alta de presos viviendo en pésimas condiciones de vida conduce a un ambiente de violencia.
Es hora de que los presidentes se pongan serios
La situación de hacinamiento en Italia y Francia es, lamentablemente, solo un ejemplo de lo que ocurre en muchos otros países europeos, que tienen tasas de hacinamiento tan -o más- altas que estas.
Esperemos que los gobiernos respeten sus compromisos, asuman la responsabilidad de reducir estos índices y respeten las normas sobre la capacidad de cada cárcel y la normativa sanitaria, garantizando de este modo que se cumplan los derechos de los presos.