Hace unas semanas publiqué mi primera campaña de vídeo, trataba de cómo el gobierno rumano quiere silenciar a las organizaciones de derechos humanos. Recibió los trolls y haters habituales, pero también aparecieron una serie de partidarios del gobierno aparentemente realmente perplejos.
"El gobierno solo quiere que seáis transparentes. ¿Acaso eso es mucho pedir?", comentó uno indignado. "No parece una petición excesiva preguntar a las organizaciones que participan en la vida pública quiénes son y qué hacen".
"Solo quiero saber qué hacemos. ¿Es mucho pedir? ¡Tenemos una relación, joder!", gritó el novio de la amiga de un conocido de un amigo (obviamente, a mí no me pasan ese tipo de cosas), cuando se ella le informó que llamar cuatro veces al día en su horario de trabajo era un poco exagerado. Y que no debería nunca jamás espiar el historial de llamadas y sus correos electrónicos.
Por supuesto, un cierto nivel de transparencia no es demasiado pedir, ni a las organizaciones de derechos humanos, ni a tus parejas, pero la clave es "un cierto nivel". Una cosa es esperar que tu pareja te cuente sus planes nocturnos en términos generales, y otra cosa que te informe sobre todas las conversación que mantuvo con sus amigos durante la noche. Del mismo modo, una cosa es pedirle a una organización que explicite claramente quiénes son y qué hacen, y otra pedirle que produzca información a escala industrial.
Piensa en nuestras vidas cotidianas. La mayoría de nosotros odiamos tener que hacer las declaraciones de impuestos. Pero las hacemos. O le pagamos a alguien un buen sueldo para que nos las haga. Y entendemos perfectamente que aunque este proceso sea algo costoso (ya sea en tiempo o en dinero), no significa que no sea legítimo que el Estado nos obligue a hacerlo. Pero, de nuevo, aquí la clave está en el calificativo. "Algo costoso" es aceptable, pero "irracionalmente costoso", ya no lo es.
Imagina que tuvieras que presentar una declaración de impuestos realmente larga y difícil dos veces al año. Sin duda te parecería que algo va mal si tuvieras que pasarte dos fines de semana enteros frente a un ordenador registrando todos tus recibos. Cuando el Estado te impone algún tipo de carga (sea en tiempo o dinero), tiene que estar muy justificado. Y exigir una declaración de impuestos personales extremadamente detallada dos veces al año no está justificado de ningún modo. Es posible que sea necesario presentar declaraciones, pero las declaraciones anuales funcionan bien en la mayoría de los países. Si tu gobierno decidiera de repente aumentare esta carga, es lógico pensar que son o muy incompetentes o malintencionados.
Ahora, cuando te enteras de que el gobierno rumano quiere que las organizaciones de derechos humanos presenten informes económicos completos dos veces al año en lugar del informe anual que solían presentar (y que también presentan las pequeñas empresas con ánimo de lucro), ¿de qué crees que se trata? Efectivamente: malas intenciones.
Al contrario de lo que alegaban los comentarios progubernamentales, la explicación correcta sobre el proyecto de ley no es que es necesario para garantizar la transparencia, pues los informes anuales ya garantizaban la transparencia. Sin embargo, existen razones fundadas para pensar que el gobierno quiere que las organizaciones de derechos humanos agoten sus recursos de esa forma y dispongan de menos recursos para hacer su trabajo: defender a la gente de los abusos de poder, criticar las malas políticas, construir democracia, etc. Mientras que para un espectador externo la presentación de un informe adicional puede parecer un asunto insignificante, para una pequeña organización de la sociedad civil que trabaja en gran parte de forma voluntaria, es una enorme carga adicional. Una carga que puede incluso poner en peligro su existencia. Una carga totalmente injustificada.
Los proyectos de ley de transparencia vienen en todas las formas y colores en estos tiempos. Algunos quieren que las organizaciones de derechos humanos declaren los nombres de sus donantes, otros que declaren los nombres de las personas a las que ayudan, y otros que se definan como "financiadas con fondos extranjeros" si aceptan dinero del extranjero. En realidad, ninguno de estos requerimientos es inocente, el objetivo es silenciar a los sectores críticos y debilitar la democracia. Escribiré sobre ello más adelante. Ahora tengo que hacer una llamada a mi novio.