En su Informe anual sobre derechos humanos en Bulgaria, el Bulgarian Helsinki Committee destaca una serie de puntos. Más información aqui.
En 2014, en Bulgaria se ha seguido ingresando a personas con discapacidades mentales en instituciones sin revisión judicial y bajo criterios arbitrarios. La idea de que las tareas del personal de asistencia debe limitarse al cuidado físico de los pacientes, porque "no pueden hacer nada", sigue imperando en la mayor parte de los centros de acogida de personas con discapacidades mentales. Las actividades físicas no se fomentan y no hay actividades que estimulen las habilidades de los residentes para que puedan llevar vidas independientes.
La violencia diaria por parte del personal en muchos centros es un escándalo. En 2014, el Ministerio de Trabajo y Política Social llevó a cabo una inspección junto con la municipalidad de Silven que resultó en el cambio de la dirección del mayor centro de acogida del país. La inspección se realizó después de que en un mismo mes dos mujeres saltaran desde el tercer piso.
El nuevo director reveló públicamente que los pacientes no recibían terapia y se les encerraba en sus cuartos porque los equipos de la gestión anterior pensaban que si no, se escaparían. Algunos miembros del personal recurrían a golpear a los pacientes y pegarles en las piernas. Ningún miembro del personal ha sido despedido.