El Instituto de Seguimiento de los Derechos Humanos, miembro de Liberties, ha presentado su Informe de Derechos Humanos 2016-2017, un repaso de la situación de derechos humanos en Lituania.
Este informe lo elabora cada dos años un comité de autores (expertos en derechos humanos) reunidos por el Instituto de Seguimiento de Derechos Humanos. Cubre un amplio abanico de cuestiones de derechos humanos: desde los resultados de los esfuerzos contra la discriminación y la violencia al derecho a la libertad (y su privación) a la libertad de expresión, religión y reunión, así como la protección de datos personales.
En los últimos dos años, la situación en Lituania ha sido contradictoria: aunque ha habido estancamiento (o incluso regresión) en algunos terrenos de derechos humanos, en otros ha habido avances significativos.
Cambios positivos
Un gran logro en el terreno de la libertad de expresión es la despenalización de las ofensas a personas particulares y funcionarios públicos en 2016. Esto ayudará a asegurar que esta libertad no se ve restringida por la amenaza potencial de la indemnización desproporcionada: fundamentalmente, la responsabilidad penal.
Las fuerzas del orden empezaron a prestar claramente más atención al derecho a la libertad de los sospechosos. La prisión provisional, una medida equivalente a la prisión en espera de juicio o de resolución judicial se aplicó dos veces menos a menudo en el periodo entre 2016 y 2017 que en 2015.
Por primera vez en la historia, el Orgullo Báltico de 2016, al que asiste la comunidad LGTB+ y quienes les apoyan, se celebró en Vilna sin ninguna barrera institucional importante ni rechazo social. En comparación con marchas anteriores, el evento, celebrado por tercera vez en el centro de la ciudad, se convirtió en prueba de la libertad de reunión, atrayendo a cerca de 3.000 participantes de Lituania y del extranjero.
La situación de las personas transgénero sigue siendo difícil en Lituania. Aunque ya en 2007 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminó, en el caso de L. contra Lituania, que Lituania debía adoptar una ley especial que detallara el procedimiento y las condiciones para la reasignación de género, no ha habido cambios en los últimos 10 años.
No obstante, los tribunales nacionales se han hecho cargo de resolver el problema: en 2017, el Tribunal Distrital de la Ciudad de Vilna ordenó a las autoridades cambiar la casilla de género en los documentos de estado civil, a pesar de que las personas en cuestión no se habían sometido a una cirugía completa de reasignación de género.
Estas sentencias son particularmente importantes en la protección del derecho al reconocimiento de la identidad sexual de la comunidad transgénero.
Estancamiento con respecto a la violencia, la discriminación y el derecho a la vida familiar
La relación entre la Iglesia Católica y el Estado sigue planteando cuestiones sobre la garantía de derechos humanos y libertades fundamentales en Lituania, en particular con respecto a los derechos reproductivos y el derecho a la vida familiar.
No ha habido ningún avance hacia la legalización de las uniones civiles de parejas homosexuales y heterosexuales en los últimos dos años. Además, en 2017 se aprobó la Ley de Fortalecimiento de la Familia, que hace hincapié en que la familia se crea como resultado del matrimonio entre un hombre y una mujer, no reconociendo como familias los modelos alternativos. Intenta configurar la política familiar lituana exclusivamente a partir del matrimonio entre un hombre y una mujer.
La violencia doméstica sigue siendo un asunto latente en la sociedad lituana: aunque el número de casos de violencia de los que se tiene constancia aumenta cada año, el porcentaje de investigaciones preliminares que se han iniciado en realidad es mucho menor. La culpabilización de la víctima sigue siendo moneda común en los casos de violencia de género y acoso sexual, considerando a la víctima la causa de la violencia o acoso. A este respecto, no solo hace falta cooperación institucional para ofrecer asistencia, sino también un cambio de las actitudes sociales.
También se registró discriminación en el caso de personas con discapacidades. En 2016, Lituania emitió su primer informe sobre la aplicación de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad para el Comité de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
El Comité expresó su preocupación por la protección frente a la discriminación de las mujeres y niñas con discapacidad, instando a Lituania a ofrecer una protección mejor a las personas con discapacidad de la violencia o la explotación y a capacitar a los individuos para intervenir en los sectores público y privado.
Lo más importante: el activismo civil y defender los propios derechos
Con el ascenso del populismo tanto en Lituania como en el mundo occidental, parecería que nuestra esfera de libertad personal se está reduciendo. Es importante no volverse autocomplaciente. La libertad personal es una parte integral de la dignidad humana: el fundamento de nuestros derechos. Si no estamos atentos a los intentos de limitar esta libertad, si empezamos a normalizar las crecientes restricciones, será una gran derrota.
El periodo analizado en esta publicación también reveló que la sociedad no carecía de capacidad para responder a las restricciones de derechos humanos, existentes o previstas: ante la indignación, los responsables públicos abandonan los planes que incluyen soluciones políticas dirigidas a socavar los derechos humanos.
Por lo tanto, es fundamental defender activamente nuestros derechos y no ser indiferentes ante los intentos de limitar nuestras libertades: al final, solo nuestro malestar y nuestras palabras determinarán hasta dónde llega nuestra libertad.