Ningún país puede considerarse -o mantenerse para siempre- inmune al riesgo de la violencia institucional. Ninguno, pues la tortura es parte de la patología de una democracia. Para poder ser inmunes debemos llamar a las cosas por su nombre, sin miedo. Vivir en una democracia sólida, no significa eliminar la cuestión, significa asumir el problema, reconocerlo y lidiar con él." Patrizio Gonnella, presidente de Antigone, en una entrevista de Vice.
Un derecho fundamental
La prohibición de la tortura es una de las normas más básicas de la comunidad internacional. No solo está prohibida por una gran cantidad de literatura sobre derechos humanos, también está prohibida por el derecho internacional humanitario y definida como un crimen contra la humanidad por el derecho penal internacional. Es más, la prohibición figura como una norma imperativa (jus cogens) en el derecho internacional, es decir, una norma de la que no está exenta ningún Estado.
En otras palabras, la prohibición de la tortura se considera una de los componentes fundamentales del "núcleo central de los derechos", hasta el punto de que se podría decir "Si hay un derecho humano, ese es el derecho a no ser torturado".
El incumplimiento de Italia
A pesar de toda la tinta gastada en declaraciones inequívocas sobre la prohibición absoluta de la tortura, esta sigue siendo una práctica extendida en todo el mundo, no solo por los regímenes totalitarios, sino también por los países "civilizados".
Sin duda es el caso de Italia, que sigue aportando casos de tortura a manos de la policía, al tribunal de Estrasburgo (véase la famosa sentencia de Cestaro y los dos acuerdos recientes en los casos de la cárcel de Asti y de los cuarteles de Bolzaneto).
Y sin embargo, a pesar de los múltiples intentos a lo largo de muchos años y de toda la presión ejercida por organizaciones de la sociedad civil, como Antígone, la enésima propuesta legal sobre la inclusión del delito de tortura, todavía está lejos de ser aprobada, y se encuentra atascada en el Parlamento desde hace meses.
Suma tu voz
Este estado de la cuestión ya es insostenible. Durante demasiado tiempo, Italia ha sido incapaz de cumplir sus obligaciones internacionales y constitucionales. Ya es hora de que el delito de tortura se incluya en el código penal, y se ponga fin, de una vez por todas, a tantos años de impunidad.
La petición nacional que ha lanzado Antigone ha alcanzado aproximadamente las 55.000 firmas.
Ahora estamos pidiendo a la comunidad internacional que su una a nosotros en este llamamiento al parlamento italiano a que apruebe inmediatamente una ley que penalice la tortura. ¡Necesitamos tu apoyo para garantizar que nuestro llamamiento a la justicia se oiga!