Italia ha aprobado una ley muy estricta sobre bombas de racimo y minas antipersonas para parar cualquier colaboración con empresas responsables de la muerte de personas inocentes. La ley consagra un principio claro e inequívoco: ninguna persona o entidad puede financiar, directa o indirectamente, a compañías que producen o venden bombas de racimo y minas antipersonas. Esta nueva y severa ley, que sitúa a Italia en la vanguardia de Europa en esta cuestión, se aplica a todas las instituciones financieras: bancos, fundaciones, fondos de pensiones, etc.