Muchos países europeos han autorizado ya a las personas del mismo sexo a casarse legalmente entre sí, o han aprobado leyes permitiendo algunas formas legales de uniones del mismo sexo.
En dichos países también se garantiza el respeto a la vida privada y familiar para parejas del mismo sexo, que tienen la oportunidad de formar una familia por cuenta propia o de adoptar a los hijos de sus cónyuges.
La nueva ley italiana de uniones civiles
El Senado italiano no ha aprobado su proyecto de ley de uniones civiles para parejas del mismo sexo hasta 2016, como resultado de la sentencia pionera en el caso de Oliari y otros contra Italia, en la que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos consideró que dicho país incumplía la Convención Europea de Derechos Humanos en relación con el derecho al respeto a la vida privada y familiar de las personas homosexuales.
La ausencia de disposiciones legales que permitieran a personas homosexuales integrar una unión civil o cualquier forma registrada de relación de pareja constituía una forma de discriminación.
El proyecto de ley de uniones civiles italiano es un gran paso para los derechos LGBT, aunque por desgracia carece de muchas medidas esenciales relativas a los derechos de paternidad. Una de las partes más controvertidas del proyecto es el hecho de que no contempla la adopción, por parte de un padre no biológico, del hijo de su cónyuge, debido a lo cual los niños corren el riesgo de quedar abandonados.
Aún no: sentimiento de vacío en el nuevo proyecto de ley de uniones civiles de Italia sin el derecho de adopción de los hijos del cónyuge.
La ausencia de dicho derecho deja a la nueva ley casi vacía de contenido, sin efectos reales. Además de integrar una unión civil, la adopción en el caso de las personas homosexuales es extremadamente importante.
Prohibir ciertos derechos matrimoniales a personas gays e impedirles convertirse en padres legales a través de la adopción de los hijos de sus cónyuges elimina gran parte de las ventajas positivas de una unión civil y también puede ser visto como una forma de discriminación por motivos de orientación sexual.
En el resto de Europa
Los países escandinavos –Dinamarca, Noruega y Suecia–, junto con los del Benelux –Bélgica, Holanda y Luxemburgo– más Islandia y Finlandia son los que están a la cabeza de las mejoras en la situación de las personas LGBT.
En 1989, Dinamarca se convirtió en el primer país europeo en aprobar una ley nacional que permitía las uniones civiles.
Todos esos países han reconocido ya los matrimonios entre personas del mismo sexo (en Finlandia la ley de matrimonio homosexual no entrará en vigor hasta 2017), con todos los beneficios legales y protecciones que se estipulan para las uniones heterosexuales. Por otra parte, los países arriba mencionados también han reconocido las uniones civiles de parejas del mismo sexo, la adopción de hijos del cónyuge y la adopción conjunta de niños por parte de dichas parejas.
En 1989, Dinamarca se convirtió en el primer país europeo en aprobar una ley nacional que permitía la unión civil entre parejas del mismo sexo, y diez años más tarde se añadió una enmienda que autorizaba la adopción de hijos del cónyuge. En 2010, el Parlamento danés votó para permitir que las parejas homosexuales constituidas legalmente como unión civil pudieran adoptar niños conjuntamente. Por último, en 2012, se legalizaron los matrimonios entre personas del mismo sexo.