Los políticos en Noruega, tradicionalmente considerada un bastión de la igualdad de género, de repente se han visto lidiando con acusaciones de acoso sexual. El movimiento global #MeToo ha impulsado varios casos de alto perfil en Noruega que han acabado en disculpas y dimisiones de varios políticos importantes. Aunque la mayoría de las denuncias han sido anónimas, los acusados se han disculpado enseguida públicamente y han dimitido.