El Tribunal Europeo de DDHH ha advertido en repetidas ocasiones que el uso de la prisión preventiva es un problema estructural en Polonia. Sin embargo, nada indica que esta mala práctica vaya a cambiar pronto. La Fundación Helsinki por los DDHH ha intervenido recientemente en el caso de un hombre cuya prisión preventiva se amplió 29 veces y lleva privado de libertad sin juicio definitivo desde hace casi ocho años ya. Y eso a pesar de que ninguno de los tribunales ha indicado cómo podría el hombre interferir en los procedimientos para justificar el mantenimiento de la prisión preventiva.