El estallido de violencia salvaje e indiscriminada de los autores de estos ataques demuestra su desprecio por la vida humana.
Los ataques del Estado Islámico se han multiplicado en los últimos meses en el Líbano, Irak, Egipto y Turquía. Nos dejaron con una sensación de temor, horror y repugnancia. París tiene su propia forma de vida - sin preocupaciones, cosmopolita, libre, abierta al mundo - que ha sido el objetivo de los ataques. Esto es lo que la cobardía de los terroristas atacó el viernes pasado.
En este contexto, la Liga Belga de Derechos Humanos (LDH) desea expresar en primer lugar su solidaridad con las familias de las víctimas y sus familiares. La LDH cree asimismo que estos dolorosos acontecimientos permiten entender el estado de emergencia impuesto en Francia y el aumento de las medidas de seguridad puestas en marcha en Bélgica.
Solidaridad con los refugiados
Sin embargo, la LDH desea recordar a todos que estas medidas, sumadas a la ya considerable autoridad otorgada por la legislación antiterrorista, deben aplicarse solo durante un período limitado, necesario para hacer frente a la urgencia de la crisis, y hacerlo de una manera que respete el Imperio de la ley. Y no deben suponer ningún estigma para ninguna parte concreta de la población.
Asimismo, la LDH sigue convencida de que la defensa de la libertad de vivir en seguridad será más eficaz si se combina con una solidaridad con los refugiados que huyen de las zonas donde el terror vivido en París la noche del pasado viernes, sucede todos los días.
Será más eficaz si se impone a la par que el fortalecimiento de las políticas de integración, la promoción de la multiculturalidad y la no discriminación, así como una mayor reflexión sobre la coherencia de nuestra política exterior.
No debemos dejarnos guiar por el miedo
En este tiempo preocupante y angustioso, la LDH continúa su labor de divulgación sobre la situación de los refugiados, trabajando para romper las amalgamas que puedan surgir de estos actos atroces y de la presencia de refugiados en Bélgica y para rechazar cualquier estigmatización de la población musulmana.
Estos ataques tienen como objetivo claro nuestras libertades, nuestros valores democráticos. Tratan de crear un clima de terror entre la población. Hay que negarse a caer en la trampa: los terroristas quieren que reduzcamos las libertades fundamentales y cambiemos permanentemente nuestra forma de vida.
Reafirmamos nuestra voluntad de vivir juntos y proteger nuestras libertades.
Tenemos que negarnos a dejarnos llevar por el miedo, porque los asesinos no deben triunfar.