La campaña de ataques contra los defensores de derechos humanos en Hungría continúa con la propuesta del primer ministro Viktor Orban de adoptar una legislación que limitará significativamente la libertad de reunión y de asociación, así como la capacidad de la sociedad civil de poder organizarse y trabajar autónomamente.
Desprestigiar a los defensores de derechos humanos
El anuncio se produjo tras la aplastante victoria del Fidesz en las últimas elecciones parlamentarias en Hungría, que tuvieron lugar el 8 de abril de 2018. Los observadores internacionales que asistieron a los comicios criticaron la retórica intimidatoria y xenófoba de la campaña, cómo se ha desdibujado la línea que divide el Estado del gobierno, así como las restricciones impuestas a la libertad de prensa y de asociación.
Tras el anuncio, una revista semanal progubernamental publicó una lista de más de 200 personas, entre ellas defensores de derechos civiles, periodistas y académicos, calificándolos de "mercenarios" del inversor estadounidense y húngaro George Soros, intensificando así la presión hacia las personas que defienden los derechos humanos. Durante la campaña electoral, el primer ministro Orban acusó a los aliados de Soros en Hungría de querer derrocar al gobierno y abrir el país a los inmigrantes.
"Somos mayoría"
La gente se organizó a través de las redes sociales para manifestarse contra la victoria electoral de Orban y cerca de 100.000 personas marcharon por las calles de Budapest, desde la Ópera hasta el Parlamento al grito de: "¡Somos mayoría!"
Se unieron para expresar su desacuerdo hacia el actual sistema electoral, que es injusto y favorece a la élite gobernante, contra la campaña xenófoba hacia la inmigración que logró el tercer mandato de Orban como primer ministro, contra la constante reducción del espacio de la sociedad civil y contra el deterioro de la democracia en el país.
El gobierno desplegó a todos los lugares donde tuvieron lugar las concentraciones pacíficas, un gran número de agentes antidisturbios. Las medidas de seguridad desproporcionadas y la exhibición innecesaria de la fuerza constituyen una intimidación hacia los manifestantes, lo que provoca un efecto paralizador sobre el derecho de reunión pacífica en Hungría.
Hungría incumple sus obligaciones
La continua demonización de los defensores de derechos humanos, los medios de comunicación independientes y otras organizaciones críticas con el gobierno es una práctica que va completamente en contra de los valores y principios democráticos que se supone que defiende Hungría. Como miembro de la Unión Europea, tiene la obligación de garantizar el pleno respeto de los derechos humanos, no dedicarse a difundir discurso de odio contra los defensores de derechos humanos generando un clima de miedo.
"La actuación del gobierno húngaro y del primer ministro Viktor Orban viola los derechos fundamentales y pone en peligro a los defensores de derechos humanos. Asimismo supone una violación de los principios de la Declaración sobre los defensores de los derechos humanos de Naciones Unidas que obliga a los signatarios a garantizar su plena protección y las condiciones necesarias para que puedan realizar su trabajo libremente", afirmó Goran Miletic, director de Civil Rights Defenders para Europa.