Según un estudio de la Comisión Europea sobre discriminación en UE, publicado en octubre, la República Checa es uno de los países menos tolerantes hacia las minorías nacionales, los extranjeros, las minorías sexuales y las diferentes religiones. En algunas categorías, como la intolerancia hacia los romaníes, ocupa los primeros puestos. En otras categorías, compite por el título de país menos tolerante con Eslovaquia o Bulgaria. Los resultados ponen de manifiesto que los checos son insensibles a los actos de discriminación y muchas veces ni siquiera los perciben como tales.