La vigilancia masiva se ha convertido en una parte más de la vida. Cada vez que salimos al espacio público, ya sea para viajar, ir de compras o simplemente reunirnos con amigos en un parque, resulta casi imposible evitar ser víctima de la misma. Y una de las formas más habituales de vigilancia es el reconocimiento facial. La vigilancia por reconocimiento facial, que antes era una intrusión pasiva y a menudo desapercibida de nuestra privacidad, está cada vez más en el punto de mira de las organizaciones de derechos fundamentales y digitales y de la población en general.
Aunque la legislación contra la vigilancia por reconocimiento facial tarda en llegar, las organizaciones de derechos, la ciudadanía e incluso algunas empresas han tomado cartas en el asunto. Actualmente, por ejemplo, existe una campaña pública para forzar a la UE a prohibir este tipo de tecnología. Pero una de las iniciativas más interesantes para combatir el reconocimiento facial es el uso de máscaras antireconocimiento facial.
Estas máscaras no son una solución a largo plazo para las amenazas de la vigilancia por reconocimiento facial, pero su proliferación es una señal más de que la gente está cansada de que la espíen, y que los estudios sobre la eficacia de estas máscaras pueden ofrecer una visión interesante de cómo funciona el reconocimiento facial, y de cómo esta forma de inteligencia artificial se ha desarrollado de forma constante.
¿Qué es una máscara de reconocimiento facial?
Las máscaras antireconocimiento facial son cualquier accesorio que se lleve sobre una parte de la cara para frustrar el software de reconocimiento facial. En general, los diseños tratan de minimizar la parte de la cara que hay que cubrir, y muchos diseños no parecen "máscara" a primera vista. Por ejemplo, el diseño de la diseñadora polaca Ewa Nowak presenta tres piezas de latón que se apoyan en las mejillas y la frente (zonas que suelen ser mapeadas y analizadas por los programas de reconocimiento facial).
Otras propuestas van desde la pintura facial hasta grandes máscaras de plástico transparente que distorsionan la apariencia. Las bufandas y otros trozos de tela son máscaras habituales contra el reconocimiento facial. La tela suele tener un patrón diseñado para engañar al software de reconocimiento facial. Algunas versiones incluso cubren toda la cara excepto los ojos. Y algunas máscaras reproducen realmente un rostro humano, por lo que el software escaneará una "cara", pero no la tuya.
</iframe> Aunque la forma de las máscaras de reconocimiento facial varía mucho, la función es siempre la misma: cambiar la apariencia de una persona lo
suficientemente para que el software de reconocimiento facial no
pueda obtener una imagen nítida de la cara, impidiendo así la
identificación.
¿Cómo funciona el reconocimiento facial?
La tecnología de reconocimiento facial emplea algoritmos informáticos para identificar los detalles distintivos de la cara de una persona, por ejemplo, la elevación de sus mejillas, la forma de su mandíbula o la distancia entre sus ojos. Estos rasgos se convierten en representaciones matemáticas que el ordenador puede comparar con otros rostros de su base de datos. La vigilancia por reconocimiento facial es una forma de vigilancia masiva biométrica, que consiste en capturar ciertas características físicas (rasgos faciales, ojos, huellas dactilares, etc.) y anallizarlas para tener a las personas identificadas o hacer conjeturas sobre ellas.
La precisión que emplee un sistema de reconocimiento facial para catalogar rostros puede depender
de su finalidad. Los gobiernos lo utilizan como una forma
supuestamente rentable de proporcionar seguridad, aunque no hay apenas pruebas fiables que confirmen que este tipo de vigilancia masiva nos brinde mas seguridad. Las mayores impulsoras de la vigilancia por
reconocimiento facial son las empresas, ya sean las tecnológicas, que desarrollan su software para
ganar dinero, como otras muchas que lo utilizan para interpretar su base de clientes y vendernos cosas. En este
escenario, hacer una identificación positiva de ti puede ser menos grave que analizar tus rasgos para elaborar toda una serie de suposiciones sobre ti.
¿Cuál es el problema del reconocimiento facial?
Los problemas de la vigilancia por reconocimiento facial son múltiples. Existen dudas sobre su valor y eficacia. Y el impacto que tienen sobre los derechos fundamentales es notable, lo que resulta especialmente alarmante si tenemos en cuenta lo extendido que está el uso de esta forma de IA. Únicamente en Estados Unidos se calcula que más de la mitad de la población adulta (unos 117 millones de personas) está en alguna base de datos de reconocimiento facial.
El derecho fundamental que viola de forma más evidente la vigilancia por reconocimiento facial es nuestro derecho a la privacidad. La captura, el análisis y el almacenamiento de nuestros datos faciales sin nuestro consentimiento –incluso sin nuestro conocimiento– es una clara violación de la privacidad. Asimismo, nos expone al robo de datos si la base de datos de imágenes faciales es pirateada. O puede venderse a terceros, también sin nuestro conocimiento.
Pero también hay muchas problemas menos
obvios. Por ejemplo, está comprobado que la tecnología de reconocimiento facial
exacerba el racismo y el sexismo sistémicos en nuestras sociedades. Existen estudios que demuestran que la tecnología de reconocimiento
facial identifica erróneamente a las personas racializadas con más
frecuencia que a las blancas. Y también es sexista: un estudio reveló que
identifica erróneamente a las mujeres un 18% más que a los hombres.
Las amenazas a nuestros derechos van aún más allá. El uso de la vigilancia por reconocimiento facial es intimidatorio y hace que las personas sean menos propensas a ejercer su derecho a la protesta pacífica. Se puede utilizar incluso para rastrear y vigilar a grupos étnicos enteros, como se hace en China con la población uigur. Como consecuencia, mucha gente tiene miedo de participar en la vida o el debate público o incluso de salir de sus casas.
¿Pero y si no te gusta
protestar y no te importa que las empresas tomen una foto de tu cara?
La vigilancia por reconocimiento facial sigue suponiendo una amenaza para ti, pues las empresas pueden acabar utilizándola para todo
tipo de cosas. Podría ayudar a establecer si te dan un trabajo o una plaza en un programa de estudios. O si puedes viajar a
algún lugar, o acceder a un préstamo o una hipoteca.
Muchas de las opciones que se nos ofrecen estarán
determinadas por supuestos que son totalmente injustos, afectando así nuestra libertad de
elección e impidiendo que tomemos nuestros propios caminos en la vida o que tengamos la
libertad de vivir como queramos. Las opciones que se nos ofrecen en
la vida no deberían basarse en suposiciones, sino en nuestras
experiencias, preferencias, habilidades y capacidad individual.
¿Cómo impiden las máscaras de reconocimiento facial los sistemas de vigilancia?
Las máscaras de reconocimiento facial intentan frustrar la IA oscureciendo ciertos rasgos del rostro. Esto confunde al software de reconocimiento facial y, en teoría, hace que sea imposible identificarte. Por supuesto, andar con la cara totalmente cubierta no es práctico ni elegante. Por eso, tanto empresas como particulares siguen probando nuevas formas de utilizar todo tipo de máscaras para frustrar la tecnología de reconocimiento facial.
Como decíamos, algunas máscaras tratan de engañar a las cámaras utilizando telas con diseños específicos. Pueden simular que tienen ojos u otros rasgos de un rostro humano. O también se pueden utilizar "tejidos metalizados" que intentan frustrar el software de reconocimiento facial. La idea general no es ocultarse por completo, tenemos que salir al espacio público y necesitamos ver por dónde caminamos, sino cambiar lo suficientemente nuestra apariencia mediante máscaras antireconocimiento facial para que el software sea incapaz de procesar la imagen o, como mínimo, de realizar una identificación positiva.Cuál es la tasa de éxito de las
máscaras contra el reconocimiento facial?
Es difícil saber con exactitud la eficacia de estas máscaras. La tecnología de reconocimiento facial varía significativamente tanto en términos de hardware como de software. Además, no cesa de mejorar, lo que significa que las máscaras que funcionaban ayer puede que funcionen hoy. Y, evidentemente, como hay infinidad de máscaras de reconocimiento facial, huelga decir que algunas son más eficaces que otras.
Dicho esto, existen pruebas de que estas máscaras pueden frustrar el software de reconocimiento facial. Un estudio probó 89 algoritmos comerciales de reconocimiento facial y descubrió que tenían tasas de error de entre el 5% y el 50% al comparar máscaras faciales aplicadas de forma digital con fotos de la misma persona sin máscara. El estudio intentó tener en cuenta las diferencias entre las máscaras y aplicó distintas opciones de cobertura facial para probarlas con el software.
Sin embargo, no todos los resultados son tan positivos. El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos analizó del software de reconocimiento facial utilizado en los aeropuertos y descubrió que tenía una tasa media de éxito de aproximadamente el 77% cuando se utilizaba contra personas que llevaban máscaras, y el sistema que mejor funcionaba tenía una eficacia de hasta el 96%.Y la tecnología no cesa de mejorar. Además, el aumento de personas que con mascarillas debido a la pandemia de coronavirus ha hecho que las empresas tecnológicas, las corporaciones y las autoridades sean más conscientes de las deficiencias del software de reconocimiento facial, lo que significa que están trabajando más que nunca para asegurarse de que tenga el mayor éxito posible.
¿Serán estos los accesorios del futuro?
Incluso si las máscaras de
reconocimiento facial funcionaran bien y lograran impedir la
IA, sería malo que se vieran como la solución. El problema en sí es la vigilancia por
reconocimiento facial. En lugar de
centrarnos en cómo nos escondemos de ella, deberíamos trabajar para
deshacernos de ella. Las máscaras aunque paezcan una solución, no abordan el problema
de fondo. Y tratar de seguir el ritmo de los desarrollos
tecnológicos de la IA, es como estar jugando eternamente al pilla-pilla.
Por ello, tratar de eliminar la vigilancia masiva biométrica, y por ende la vigilancia por reconocimiento facial, es la única manera de resolver realmente el problema. Para ello, debemos seguir recordando a la gente los peligros cotidianos que plantea esta vigilancia, y cómo su uso puede ocasionar un daño real incluso a aquellas personas que apoyan el aumento de los poderes de vigilancia y creen que dicha vigilancia no les causa ningún daño.
¿Durante cuánto tiempo se puede engañar a la inteligencia artificial con máscaras de reconocimiento facial?
Es importante reiterar que intentar engañar a la inteligencia artificial mediante el uso de máscaras de reconocimiento facial es una misión imposible. Aunque algunas funcionen ahora con cierto éxito, casi seguramente no será así en el futuro. La tecnología a menudo funciona extremadamente bien, y siempre está actualizándose y mejorando. Como decíamos, pensar que las máscaras son una solución sería someternos a un juego perpetuo de ponernos al día, en el que ni siquiera podemos estar seguros de que vamos ordelante o anticipamos nada en ningún momento.
¿Y quién quiere ir por la
vida teniendo que ponerse una máscara cada vez que sale a la calle? No es el tipo de sociedad en la que queremos vivir. Queremos tener la libertad de ir donde
queramos y encontrarnos con quien queramos sin el miedo constante a que nos vigilen, nos generen un perfil y a preocuparnos de que
nuestra información personal pueda ser compartida o robada. Para
ello, tenemos que erradicar el reconocimiento facial y otras formas de
vigilancia masiva en lugar de convertirnos en fabricantes de máscaras caseras en nuestro tiempo libre.