La vigilancia masiva, para explicarlo de forma sencilla, es cuando las autoridades recopilan una gran cantidad de información sobre la actividad que un gran número de personas realiza con sus teléfonos, ordenadores u otros dispositivos "inteligentes". A veces, durante el curso de una investigación, la policía tiene una lista de sospechosos de los que tienen pruebas que pueden relacionarles con un delito. Para recopilar pruebas, los agentes pueden pinchar el teléfono de un sospechoso, instalar cámaras fuera de su hogar o lugar de trabajo, seguirles o leer sus mensajes de texto y correos electrónicos. Esto se conoce como vigilancia "dirigida" porque está dirigida a una persona específica de la que se sospecha de un delito concreto. Siempre que se cumplan las normas que garantizan que las autoridades solo utilizan estos métodos para vigilar a personas sospechosas de delitos o de terrorismo, la ley de derechos humanos permite este tipo de interferencia con la privacidad. Es una forma extremadamente efectiva de reunir pruebas, pero también requiere mucho personal y dinero para hacer seguimiento continuo de un persona.
A diferencia de la vigilancia dirigida, la vigilancia masiva no tiene un objetivo concreto, por eso a veces se llama vigilancia "no focalizada" o "rastreo". Se trata de una situación en la que se recolectan cientos de miles o
millones de datos cada día en un país determinado sobre cientos de
miles o millones de personas. Por ejemplo, todos los correos
electrónicos enviados desde España a Reino Unido, o todas las
llamadas telefónicas hechas desde EEUU a Francia, o los sitios web que visita todo el mundo en Bulgaria. En algunos casos,
esta información la recopilan empresas de telefonía o internet y se la pasan a los servicios de seguridad. En otros
casos, son los propios servicios de seguridad los que recogen la información
directamente de los cables telefónicos y de Internet.
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En efecto, la vigilancia masiva significa que nada que digas por teléfono, ningún sitio web que visites, ningún correo electrónico o mensaje de texto que envíes o recibas, nada que publiques en las redes sociales (como Facebook o Twitter) y ningún lugar donde vayas con tu teléfono, es privado. Echa un vistazo a esta página web que muestra cómo las empresas de telefonía pueden rastrear y registrar todo el tiempo tu ubicación en tiempo real. La información de todo lo que hagas con tu ordenador, tablet, o teléfono móvil se registra y almacena. Las empresas de telefonía e internet, tienen acceso a toda esta información, que guardan en sus bancos de datos. Cualquiera que pueda acceder a esos bancos de datos, también tiene pues acceso a esa informaicón, desde los servicios de seguridad, a los hackers y espías extranjeros que pueden ingresar ilegalmente en los bancos de datos.
La vigilancia masiva es un gran desafío para nuestra privacidad porque casi todo lo que hacemos implica de alguna forma a internet: compras, banca, lectura de noticias, hobbys, socialización, comunicación con amigos y colegas, comunicación con abogados, médicos, psicólogos, la realización de tareas de trabajo, viajes... Cada vez utilizamos más dispositivos 'inteligentes' que se conectan a internet, como aplicaciones demésticas o incluso para nuestros coches y que crean y almacenan información sobre nosotros. Internet está relacionado con todos los aspectos de nuestras vidas. Y la vigilancia masiva es lo que hace que todo lo que hacemos a través de internet sea visible. La vigilancia masiva ha destruido casi por completo nuestra privacidad, lo que tiene un gran impacto sobre nuestras democracias.
Ofreceremos más información sobre esto próximamente, pero si deseas más información sobre cómo se nos rastrea en iInternet, echa un vistazo a esta página web informativa.