Entre 8 y 10 mil alumnos que necesitan una supervisión especial (por ejemplo, padecen autismo) no pueden asistir a escuelas normales ni especiales. El Defensor del pueblo para la infancia afirmó que muchos se quedan en la cuneta dentro de la política de educación inclusiva. Los cientos de padres y niños que se reunieron en La Haya el 1 de octubre quieren un fondo para un programa de enseñanza propio. Según el Ministerio de Educación, la solución no consiste en aumentar las partidas de dinero, sino en mejorar las colaboraciones existentes dentro de la educación inclusiva.