El Ministerio de Salud checo se niega continuamente a cumplir con la normativa europea con respecto al uso de métodos como atar a los pacientes a la cama o proporcionarles tranquilizantes.
No existen datos oficiales, por lo que es difícil comprobar la frecuencia y la finalidad del empleo de estos métodos, como tampoco es posible comparar esta práctica entre los distintos hospitales. Sin embargo, una investigación reciente realizada por la Defensora del Pueblo Anna Sabatova revela que a algunos pacientes se les somete a estos métodos innecesariamente o durante periodos de tiempo demasiado largos.
El Ministerio está preparando unas directrices oficiales para regular estas prácticas, pero según la Sabatova, el proyecto es confuso en algunos puntos, mientras que en otros ignora la normativa del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. A pesar de que el gobierno checo anunció hace tiempo la eliminación progresiva de las camas con barrotes, el proyecto sigue incluyendo su uso sin limitación alguna.
"La actual situación es compleja tanto para los pacientes como para los trabajadores", señaló la Defensora del Pueblo.
Faltan cuestiones fundamentales
Sabatova enumera cinco cuestiones fundamentales de las que carece el proyecto actual. No es necesario tener un registro sobre el uso de métodos restrictivos, ni el desarrollo de medidas alternativas ni la obligación de aumentar el personal, a pesar de que los métodos restrictivos se usan principalmente por falta de personal. No se hace tampoco ninguna mención sobre la eliminación progresiva de camas con barrotes, ni tampoco se ofercen directrices para evaluar la situación del paciente para reducir el posible trauma tanto de los pacientes como del personal tras sufrir estos métodos restrictivos.
"Hemos agotado todos los argumentos razonables, pero la respuesta del Ministerio es inaceptable. Por ejemplo, le hemos explicado al Ministerio que la comunidad internacional lleva 20 años criticando el uso de camas con barrotes en nuestro país y les hemos pedido que, al menos, incluyan en su proyecto la idea de una eliminación gradual. Sin embargo, el Ministerio ha respondido que el uso de camas con barrotes debe ser evaluado individualmente según cada caso", señaló Marie Lukasova, asesora jurídica de la Oficina de la Defensora del Pueblo.
Marie añade: "Los pacientes con enfermedades mentales son los más perjudicados. Como consecuencia de atarles o usar camas con barrotes, los familiares a menudo se llevan a los pacientes a casa, aunque estos deberían permanecer en el pabellón psiquiátrico. Y nadie habla de ello".
El debate salió a la luz pública en febrero cuando murió un hombre enfermo de alzheimer. Según su viuda, el pabellón de psiquiatría en Brno le había atado, lo que le había causado magulladuras y dificultad para respirar. Sin embargo, el Tribunal Constitucional consideró que la denuncia de la viuda estaba injustificada.