Mawda Shawri, una niña de dos años kurda-iraquí nacida en Alemania de padres que huían de Irak e intentaban llegar a Inglaterra, fue asesinada al ser disparada en la cara en la noche del 16-17 de mayo en Bélgica.
El disparo mortal lo realizó un agente de policía belga, mientras perseguía un vehículo en el que iban Mawda y otros 29 adultos y menores.
Migrantes tratados como criminales
El miembro de Liberties la Liga Belga de Derechos Humanos (LDH) y la Liga voor mensenrechten están profundamente consternados por la muerte de la pequeña Mawda, quien descansaba en los brazos de su madre cuando le alcanzó la bala.
Una tragedia como esta no debería haber ocurrido en un país democrático como Bélgica. Esta muerte es el resultado (no intencionado pero predecible) de la política migratoria estatal, que no trata a los migrantes como personas en situaciones complicadas, sino como criminales, únicamente porque no tienen los documentos que les permiten residir legalmente en el país.
Y así es como las autoridades trataron a Mawda, a sus progenitores y a las personas que estaban con ellos: como a criminales.
Se debe llevar a cabo una investigación independiente, como prometió el primer ministro, con el fin de arrojar luz sobre los sucesos que llevaron a este trágico incidente.
La actitud despreciativa de las autoridades hacia el hermano de Mawda y sus padres es inhumana e indignante.
Los testimonios ofrecidos por los familiares en la rueda de prensa del 22 de mayo son escalofriantes: a la madre, que estaba agarrando a su hija herida mientras esperaba a la ambulancia, no se la permitió ir al hospital con la niña. Tras ser esposada, la separaron de su marido y pasó 24 horas en una celda con su hijo de tres años.
En este contexto, el hecho de que la familia recibiera una orden de abandonar Bélgica en cuanto hubieran enterrado a su hija, mientras se abre una investigación sobre las circunstancias de la muerte, hace que esta ya dramática situación sea aún más terrible e indignante.
El trato irrespetuoso e inaceptable recibido por la familia, que acababa de perder a una hija, se puede considerar trato inhumano o degradante.
Necesitamos respuestas
Estos hechos atroces plantean numerosas preguntas y dudas sobre las circunstancias de la tragedia. La investigación deberá responder a estas cuestiones.
Entre todas ellas, LDH destaca tres preguntas:
- ¿Es legal usar armas de fuego cuando se persigue a un vehículo?
- ¿Por qué las autoridades no abrieron una investigación para distinguir entre traficantes de personas y migrantes que son transportados por ellos? y ¿por qué se liberó a los migrantes -que habían sido testigos del suceso- antes de que comenzara la investigación?
- ¿Cómo es posible que se deportara a los parientes y a los testigos del homicidio de la menor cuando la investigación no había concluido?
Los traficantes de seres humanos, que se aprovechan de la extrema vulnerabilidad de los migrantes, son los únicos sospechosos de actos delictivos en este caso. Con su actual política migratoria, el gobierno belga -que otorga el mismo estatus a los migrantes y a los traficantes de personas- respalda este vergonzoso negocio.
El ministro de Interior belga dijo que deseaba impedir que los traficantes de seres humanos llevaran a cabo estos actos delictivos. La mejor forma de impedirlos es proporcionar vías legales de migración.
¿A qué espera el Gobierno para tener en cuenta seriamente esta posibilidad?