El debate acerca de los malos tratos y la desproporcionalidad con la que actúan contra las personas migrantes los agentes encargados de hacer cumplir la ley ha vuelto a abrirse en España tras el fallecimiento de Mor, un inmigrante senegalés que se dedicaba a la venta ambulante durante una redada que estaba teniendo lugar en la vivienda en la que se encontraba esta persona.
Las circunstancias en las que ocurrió el fallecimiento no se han esclarecido todavía y existen disparidad de versiones. Según los agentes que intervinieron en la redada, Mor se cayó al intentar huir de la policía. Sin embargo, varios testigos presenciales aseguran que fueron los agentes quienes lo lanzaron desde el balcón. También se ha afirmado desde su entorno que es muy raro que Mor, dedicado desde hace muchos años a la venta ambulante irregular, intentase huir y se comportase así durante una redada policial.
Con independencia de lo que acabe probándose, estos hechos vuelven a poner de manifiesto la falta de mecanismos de supervisión independiente de la actuación de la policía, en la línea con lo recomendado por muchos organismos internacionales de protección de los derechos humanos, así como la falta de adecuación de la cultura policial española a una sociedad cada vez más diversa.