La solicitud de una beca de prácticas en una empresa agrícola mayorista de un estudiante de Drachten fue rechazada después de que este informara al empleador de que era gay. Apoyándose en la Biblia y en sus convicciones cristianas, el empleador dijo que considera pecado una relación homosexual y que tenía la obligación de rechazar al joven. Sin embargo, rechazar a un futuro empleado por su homosexualidad solo cabe si hay una excepción legal. Esta no puede aplicarse a este caso. El Instituto Neerlandés para los Derechos Humanos ha dictaminado que el joven sufrió una discriminación.