Uno de cada cuatro niños checos que viven en una familia irá a estudiar a una universidad. Sólo 1 niño de cada 170 en los orfanatos checos va a la universidad. Con frecuencia, el problema no tiene que cn cuestiones académicas, sino con la falta de apoyo y de instalaciones en los orfanatos.
Según Klára Laurenčíková, presidente de la Sociedad Profesional Checa para la Educación Inclusiva, los niños en las instituciones de acogida del país se quejan en particular de la falta de apoyo en la preparación preescolar, así como de falta de ayuda con sus tareas escolares.
"También se les anima a elegir un programa de formación profesional más sencillo después del noveno curso, acelerando así su salida de la institución", dijo Laurenčíková.
A juicio de los propios niños, el mayor problema consiste en que la elección de un programa de estudios en una escuela de formación profesional es la práctica habitual. Los niños que deciden cursar estudios universitarios son considerados el "garbanzo negro" de las instituciones.
Así, pues, los centros de menores hacen a menudo que los niños reciban una educación deficiente y estén mal preparados para la vida. También es una de las razones por las que al final no logran conseguir un empleo y terminan en la calle. Esta circunstancia se ve confirmada en el caso de los refugios para personas sin casa, que han advertido un aumento en las personas sin hogar que procedían de las instituciones infantiles.
El caso de Radek
Por supuesto, hay algunos educadores que tratan de convencer a los niños de prepararse para cursar estudios de ciencias y humanidades. Por ejemplo, Radek Laci, de 24 años de edad, ha pasado toda su vida en una institución de acogida y en un principio quería ir a la escuela de formación profesional, pero el director del centro en el que vive le animó a seguir estudiando.
Radek no se arrepiente de su decisión; terminará su master en marketing este mes de junio y quiere continuar estudiando: "Estoy intentando prepararme para salir de este centro. Aunque no tengo un título universitario, quiero aprender algún idioma extranjero o sacarme un grado en psicología o en políticas sociales".
Pero esta vez sus esperanzas de seguir estudiando fueron abortadas por el director. "Según la legislación, usted tiene que estar preparándose para una futura carrera, y recibir clases de español no corresponde an absoluto a ese objetivo. En este caso, no puedo ampliar el contrato de su estancia voluntaria", dijo el director en respuesta a su petición.
Si los niños están estudiando, pueden solicitar el apoyo del centro de menores hasta que tengan 26 años de edad. "Las condiciones deben ser respetadas si están cursando un programa de estudios completo, ya sea en una escuela o dos", dijo el abogado de la Liga Checa de los Derechos Humanos.
Sin embargo, a juicio del director del centro, Radek ya se ha preparado lo suficiente para su futuro empleo, y cursar otro programa de estudios no mejoraría en modo alguno su cualificación laboral.