Las reformas de la salud obstétrica neerlandesa y la introducción de una póliza de seguro integral para los embarazos y el parto en 2017 supone un peligro para la autodeterminación de las mujeres.
A finales de enero, tres organizaciones, el Instituto Clara Wichmann, el Consejo Neerlandés de la Mujer y el Movimiento Parto, enviaron una carta a la ministra neerlandesa de Salud, Bienestar y Deportes, Edith Schipper, sobre la reforma de la salud obstétrica en los Países Bajos. Está en juego el derecho de las mujeres a la autodeterminación.
"No hace mucho hubo propuestas para introducir la salud obstétrica neerlandesa en la lista del patrimonio de la humanidad de la UNESCO y, poco más tarde, después de un estudio comparativo negativo en el contexto de las muertes perinatales, todo el sistema va a ser desmantelado sin aclarar la relación entre nuestro sistema de atención obstétrica y los resultados de esa investigación", dice Anniek de Ruijter, presidenta del Instituto Clara Wichmann.
Mi vientre es mío
Las organizaciones temen que en la elaboración de los nuevos planes se haya prestado muy poca atención a los intereses de las mujeres. Según ellas, resultará mucho más complicado que una mujer embarazada pueda cambiar de matrona o de hospital.
Los protocolos sobre cómo "tiene que" dar a luz una mujer son cada vez más estrictos y la flexibilidad de los profesionales de la salud para acceder a los deseos de la persona embarazada se ve cada vez más reducida.
De esta suerte, las mujeres corren el riesgo de caer en una trampa de los profesionales de la salud, lo que se traduce en la posibilidad de perder su derecho a la autodeterminación, según reza la carta que fue entregada a la ministra Schipper el pasado 27 de enero.
Asimismo, se muestran preocupadas por la aleatoriedad que puede crearse, en la medida en que las reformas quedarán principalmente en manos de las regiones. Según las tres organizaciones, deben garantizarse una serie de cuestiones relativas a la atención obstétrica en todas las regiones, como el respeto a la autodeterminación de las mujeres, las alternativas a la atención hospitalaria (el parto en casa, por ejemplo, o en un centro de partos supervisado por una comadrona) y el acceso fácil a una amplia gama de medicamentos paliativos del dolor.
Recortes en frío
Sin duda el viejo sistema de atención al parto puede beneficiarse de la mejora, pero no hay razones sólidas para poner patas arriba el sistema actual, dice la carta.
"Se está produciendo una reorganización en frío de los servicios de atención primaria. Los planes son precipitados, están insuficientemente motivados y no tienen en cuenta el derecho de las mujeres".
Los grupos piden a la ministro Schippers que lleve a cabo una revisión y realice una investigación sólida antes de la reforma de todo el sistema.