La misión del "Mare Ionio"
El buque de salvamento marítimo Mare Ionio zarpó el 4 de octubre al amanecer de Augusta en dirección al Mediterráneo central. Llegó a aguas internacionales y se dirigió hacia la zona de búsqueda y rescate de personas, cerca de la costa libia. La tripulación consta de 11 personas y hay espacio para 100 personas a bordo. Al buque lo siguieron otros dos barcos con periodistas y el Astral, perteneciente a la ONG española Open Arms, que también prestará apoyo técnico. El fundador de la organización, Oscar Camps, también está a bordo.
Un grupo de ONG, entre als que se encuentran Sea-Watch, Open Arms,
organizaciones como Ya Basta y Arci Nazionale, miembro de CILD, y
algunos políticos italianos (Erasmo Palazzotto, Nicola Fratoianni,
Nichi Vendola, Rossella Muroni) han decidido lanzar la misión
"Mediterranea" para poner de relieve lo que está
ocurriendo en una de las rutas marítimas más peligrosas del mundo: de Libia a Italia.
Aumentan las muertes en el mar
De acuerdo con los últimos datos del ISPI (Instituto de Estudios Políticos Internacionales), en septiembre una de cada cinco personas que salió de la costa libia, murió en esta ruta. Mientras que más de la mitad fueron interceptadas por lanchas patrulleras libias y llevadas de vuelta. La política de disuasión total del gobierno italiano ha conducido a una reducción de las llegadas a las costas italianas, pero también al aumento de las muertes y las personas desaparecidas. Según la Organización Internacional para las Migraciones, desde 2013 han muerto al menos 15.000 personas en esta parte del Mediterráneo.
Mediterranea será la única misión de rescate, ya que el buque Aquarius, de las ONG SOS Méditerranée y Médicos Sin Fronteras se encuentra en Marsella y tendrá que dejar de operar debido a que Panamá retiró su bandera. Asimismo, otros dos barcos humanitarios llevan meses bloqueados por las autoridades maltesas en el puerto de La Valetta, en la isla. Mientras tanto, el barco español Open Arms se ha trasladado al Mediterráneo occidental, para cubrir la ruta entre Marruecos y España.
La política italianas alimenta la xenofobia y el racismo
"Desde junio, tras el cierre de los puertos para los barcos de las ONG por el gobierno italiano, casi mil personas han muerto en el Mediterráneo central. Esto se ha combinado con un creciente clima de xenofobia y racismo alimentado por políticas cada vez más inhumanas, razón por la cual algunas personas hemos decidido lanzar un barco que enarbole la bandera italiana y dé cuenta de que en este país todavía hay personas que quieren luchar para salvar vidas", declaró el diputado de Liberi e Uguali, Erasmo Palazzotto, que está a bordo del barco.
"En una situación que, por un lado, es testigo de un drama interminable en el mar Mediterráneo, a pocos kilómetros de nuestras costas -reza el comunicado de Mediterranea- y, por otro, se da una mistificación de la realidad, con el agresivo avance del nacionalismo y el racismo, nuestra opción es activarnos, comprometernos de forma concreta y actuar. Estar donde están aquellos que se enfrentan a enormes peligros en el mar y arriesgan su vida: para nosotros esta es la elección correcta a día de hoy. Es la única opción para aquellos que no se resignan a una Italia y una Europa conformada por puertos blindados, intolerancia e indiferencia cómplice. Por ello, hemos elegido abordar el barco y seguir el curso de la civilización".
Desobediencia moral, obediencia civil
Para financiar la misión, algunos parlamentarios han pedido un préstamo de 465.000 euros a Banca Etica y se han recaudado otros 140.000 euros a través de crowdfunding. "Mediterranea es una acción no gubernamental de desobediencia moral y obediencia civil, formada por varias organizaciones, a partir de un núcleo que incluye individuos y asociaciones como Arci y Ya Basta Bolonia, ONG como Sea-Watch, la revista digital I Diavoli y empresas sociales como Moltivolti de Palermo. Los responsables de la operación son Nicola Fratoianni, Rossella Muroni, Erasmo Palazzotto y Nichi Vendola", concluye el comunicado de prensa. "La idea nació en julio, cuando comenzaron a cerrar los puertos. Luego se reforzó con el caso Diciotti en agosto. La bandera italiana debería permitirnos entrar en los puertos italianos, es un truco legal para reabrir los puertos italianos", concluye Palazzotto.