Desde el 5 de septiembre, cerca de 70
agentes de 12 ciudades italianas (Milán, Nápoles, Bolonia, Turín,
Génova, Florencia, Palermo, Catania, Padova, Caserta, Reggio Emilia y
Brindisi) están autorizados a experimentar con el uso de pistolas
paralizantes. Este tipo de arma toma su nombre de la empresa
fabricante, Taser International Inc. (actualmente Axon Enterprise) y se utilizan para
administrar descargas eléctricas que inmovilizan al objetivo.
Organizaciones de derechos civiles critican el uso de pistolas taser
En marzo, la Associazione Antigone, miembro de Liberties, criticó enérgicamente la decisión del gobierno, del entonces Partido Demócrata de centroizquierda, de autorizar el uso de pistolas paralizantes en seis ciudades italianas. Ahora que la experimentación con pistolas paralizantes se ha ampliado a más ciudades por el nuevo gobierno que asumió el poder el 1 de junio, Antigone ha decidido volver a abordar la cuestión. Estas pistolas son utilizadas por la policía en cerca de 107 países, entre ellos Estados Unidos, Canadá, Brasil, Australia, Nueva Zelanda, Kenia, Finlandia, Francia, Alemania, República Checa, Grecia y Reino Unido.
El uso de las mismas ha suscitado duras críticas, especialmente en Estados Unidos por parte de Amnistía Internacional y la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU por sus siglas en inglés), así como de las organizaciones Truth Not Tasers y Fatal Encounters. La experiencia
con pistolas paralizantes en Estados Unidos ha demostrado
que, desde el año 2000, estas armas han causado un gran número de
muertes. Además, no se han utilizado como
una alternativa menos violenta a las armas de fuego, sino más bien
como una alternativa más rápida y fácil que tratar de hablar con los
sospechosos y esposarlos, y para evitar que se resistan físicamente
al arresto.
La investigación científica sobre pistolas paralizantes es totalmente inadecuada
El verano pasado, Reuters publicó una investigación exhaustiva sobre los daños colaterales causados por estas, basándose en el análisis de documentos judiciales, informes policiales, autopsias, certificados médicolegales e informes de la prensa local. La investigación mostró que, en un período de unos dieciséis años, más de mil personas han sido asesinadas a manos de policías que portaban pistolas paralizantes en Estados Unidos. Reuters descubrió que en 153 de estas muertes, los médicos dictaminaron explícitamente que las pistolas paralizantes habían sido la causa de la muerte o un factor contribuyente. En 442 casos de uso indebido de pistolas paralizantes, las familias de las víctimas presentaron denuncias, que acabaron en 172 millones de dólares en indemnizaciones.
Estos incidentes se han producido debido a que las pistolas paralizantes no se utilizan generalmente para actuar contra individuos armados y peligrosos, sino contra personas desarmadas que están nerviosas y asustadas y no quieren que se les detenga. Sin embargo, cuando Rick Smith, el fundador de la empresa Taser, comenzó a vender armas paralizantes, se refirió a ellas como un producto seguro con riesgos mínimos, a pesar de que no poder respaldar sus declaraciones científicamente. El verdadero problema no es el uso de estas armas sobre personas sanas, sino cuando se trata de personas con enfermedades cardíacas o problemas neurológicos, en cuyo caso pueden provocar la muerte. Según informó Reuters, Douglas Zipes (cardiólogo que ha testificado en decenas de casos contra la compañía Taser) afirmó que las pruebas y experimentos científicos realizados con armas paralizantes eran completamente inadecuados. En 2009, después de que las probaran en animales con problemas cardiológicos, incluso Smith tuvo que admitir que las pistolas paralizantes eran potencialmente letales.
Noexiste la necesidad de pistolas taser en Italia
Cerca de un millón de tasers han salido al mercado hasta la fecha. La empresa Axon Enterprise sigue afirmando que sus armas son igual de peligrosas que el gas pimienta y, según Reuters, la empresa ha estado tratando de ejercer influencia sobre los expertos en medicina científica.
Ahora ya se pueden utilizar también en Italia. Según Patrizio Gonnella, presidente de la Associazione Antigone, la introducción de este tipo de armas fue imprudente, dado el uso -y abuso- de estas en Estados Unidos, a pesar de que miembros del gobierno italiano han sugerido que se utilicen incluso en las cárceles. Esto podría ser peligroso y está prohibido por las instituciones internacionales.
Gonnella ha declarado que lo que hace falta en las cárceles es paciencia, diálogo, experiencia y comunicación, no descargas eléctricas. La mayoría de los profesionales que trabajan en las prisiones tienen la capacidad de resolver conflictos sin usar armas. Sin embargo, se necesitan más trabajadores sociales, más psicólogos, más mediadores, más médicos, más directores e incluso policías más jóvenes. No se necesitan más armas para cumplir con la noción de pena consagrada en la Constitución italiana.