Amnistía Internacional, la Fundación de Helsinki para los Derechos Humanos y Human Rights Watch advierten que la Comisión Europea debería tomar medidas para frenar las devoluciones de solicitantes de asilo a Bielorrusia desde Polonia. Señalan que Polonia está violando los derechos humanos, los derechos de los refugiados, la legislación de la Unión Europea y varias órdenes del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
"El gobierno polaco está obligando a que los solicitantes de asilo regresen a la inseguridad de Bielorrusia saltándose sus compromisos como Estado miembro de la UE", afirmó Lydia Gall, investigadora de Human Rights Watch en los Balcanes y Europa del Este. "Es hora de que la Comisión Europea intervenga y aborde esta grave violación de la ley de asilo de la UE".
Desde 2016, las autoridades polacas han bloqueado la entrada en el cruce fronterizo de Brest-Terespol a la mayoría de los solicitantes de asilo que llegaban de Bielorrusia en tren, obligándolos a regresar a Bielorrusia el mismo día. Bielorrusia carece de un sistema de asilo y existe un riesgo real de que los solicitantes de asilo procedentes de Chechenia o de Asia central puedan ser deportados a sus países de origen y corran el riesgo de sufrir tortura o malos tratos.
El "flagrante desprecio" de Polonia
En junio, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos del Consejo de Europa emitió órdenes (conocidas como medidas cautelares) en seis casos de solicitantes de asilo de la República de Chechenia, en las que dictaba que los solicitantes de asilo "no debían ser devueltos a Bielorrusia" antes de que se analice su caso y que sus solicitudes deben ser analizadas por las autoridades competentes polacas. Los guardias fronterizos polacos se han negado a cumplir estas medidas y no han permitido que los solicitantes de asilo - tres familias chechenas y un hombre, Ruslan (nnombre ficticio)- entren en Polonia y soliciten asilo. Más recientemente, el 28 de junio, los guardias de fronteras polacos han vuelto a denegar la entrada a Ruslan entrar para que pueda solicitar asilo.
"Lo que hemos presenciado estas últimas dos semanas es un flagrante desprecio por parte de los guardias de fronteras polacos de las órdenes vinculantes de Tribunal Europeo de Derechos Humanos. A pesar de que el tribunal había prohibido que se devolviera a los solicitantes a Bielorrusia antes de analizar sus solicitudes, los guardias de fronteras continúan negándoles la entrada a territorio polaco para solicitar asilo", afirma Barbora Černušáková, investigadora de Amnistía Internacional sobre Polonia.
El Comité de Ministros del Consejo de Europa, formado por 47 representantes de los Estados miembros, debería pronunciarse contra el reiterado incumplimiento de las medidas cautelares del Tribunal Europeo por parte de Polonia, señalan las organizaciones. Además, la Comisión Europea tiene que exigir responsabilidades a Polonia, y los Estados miembros de la UE presionarla para que ponga fin a las devoluciones forzadas que violan la Directiva de Procedimientos de la UE y la Carta de Derechos Fundamentales de la UE.
"Uno se siente muy mal"
Ante el inminente riesgo de que Polonia le vuelva a devolver a Bielorrusia, donde puede verse sometido a una nueva deportación a Rusia y a la falta de protección contra los malos tratos y la tortura, Ruslan presentó una denuncia ante el Tribunal Europeo el 28 de junio, con la asistencia de ONG y abogados del Colegio de Abogados de Varsovia.
"En la denuncia, alegamos la violación del derecho a un recurso efectivo contra la decisión de los guardias de frontera polacos, así como la violación del principio de no devolución (que prohíbe la devolución de los solicitantes de asilo a los países donde corren el riesgo de persecución). Tememos que la devolución reiterada de Ruslan a Bielorrusia, donde la posibilidad de recibir protección internacional es mínima, pueda exponerlo al riesgo de ser devuelto a Rusia donde puede ser sometido a torturas o malos tratos", afirma Jacek Bialas, abogado de la Fundación de Helsinki para los Derechos Humanos.
Ruslan, que ha intentado solicitar asilo en Polonia en múltiples ocasiones, describió su experiencia: "Cuando me devuelven...no sé cómo describirlo...uno se siente muy mal, es humillante...". Dice que en su último Intento de solicitar asilo en la frontera, los guardias polacos le preguntaron acerca de las ONG que trabajan con refugiados en Bielorrusia, luego le denegaron la entrada y le acompañaron al tren de regreso a Bielorrusia.