Si Marine Le Pen asusta a la gente, es porque encarna la extrema derecha francesa, porque es populista y proteccionista y, de acuerdo con los sondeos, tiene una posibilidad real de estar en la segunda ronda de las elecciones a la presidencia de Francia.

Los ciudadanos franceses tendrán que votar en una primera ronda el 23 de abril. Los dos candidatos que más votos obtengan pasarán a una segunda ronda electoral el 7 de mayo.

El ganador se convertirá en presidente de la República francesa y, por lo tanto, jefe del ejecutivo, el máximo cargo político del país. La lista de candidatos aún no está cerrada, puesto que los contendientes tienen que conseguir 500 apoyos de alcaldes antes del 15 de marzo.

A pesar de todo, algunos ya tienen los apoyos necesarios o están más o menos seguros de conseguirlos, entre otros François Fillon (republicanos), Benoît Hamon (Partido socialista), Emmanuel Macron (En marche), Jean-Luc Mélenchon (Francia Insumisa), Nathalie Arthaud (Lucha Obrera), Nicolas Dupont-Aignan (Francia se levanta) y Marine Le Pen (Frente Nacional).

¿Qué asusta de la victoria de Le Pen?

Marine Le Pen, que se autodefine como la "opción patriótica" es la candidata del proteccionismo y del populismo. Está a favor de una retirada de la Unión Europea por referéndum, así como de la OTAN, puesto que quiere recuperar la "soberanía nacional" y poner fin al "mal gasto público" (lo cual incluye la contribución al presupuesto de la UE y a las políticas migratorias).

Está a favor de la recuperación del franco como moneda nacional y del restablecimiento de las fronteras nacionales (y, por lo tanto, de la salida de Francia del área Schengen), así como de la renegociación de varios acuerdos de libre comercio bajo su proyecto de "proteccionismo inteligente".

Le Pen quiere asimismo poner fin a la Política Agrícola Común, para crear una Política Agrícola Francesa (a pesar de que Francia es una de las principales beneficiarias de la PAC) y crear un impuesto sobre el empleo de trabajadores extranjeros, para contrarrestar la "competencia internacional desleal".

Se trata de ideas populistas que parecen agradar a algunos, en particular cuando habla de "restaurar el orden público republicano y el Estado de derecho en todas partes y para todos·, un tema con el que también están de acuerdo el 59 % de los que no votan al Frente Nacional. A muchos también les gustan sus promesas de "simplificar y automatizar las expulsiones" de extranjeros "ilegales", "defender la identidad nacional" y "hacer de la ciudadanía francesa un privilegio".

¿Más fuerte que nunca?

La candidata del Frente Nacional (FN) aparece en los medios más fuerte que nunca, dado que los últimos sondeos revelan que un tercio del electorado francés (32 %) dicen que han decidido ya votar al Frente Nacional o que se lo están planteando.

Este mismo tercio no considera las ideas del FN tan peligrosas como para no votar a sus políticos. De hecho, la base electoral de Marine Le Pen es bastante estable. Aunque la imagen del FN no ha mejorado ante la opinión pública en los últimos meses, es evidente que los esfuerzos del partido por fortalecer su base han dado sus frutos.

De acuerdo con el estudio antes mencionado, realizado por el instituto Kantar Sofres-OnePoint para Franceinfo y Le Monde, un porcentaje muy alto de personas que no votan al FN simpatizan con algunas de las ideas de Le Pen.

De manera que, a apenas unas semanas de la primera ronda, ella es la única con una base electoral asegurada. Los republicanos, hasta el lunes 7 de marzo, no estaban seguros de si François Fillon sería el candidato final a causa del "Fillongate". Esta incertidumbre hasta última hora y los asuntos judiciales podrían llevar a una fuga de parte de la derecha hacia la extrema derecha y de su segmento más izquierdoso hacia Emmanuel Macron. Como los programas de Benoît Hamon y Jean-Luc Mélenchon son muy parecidos y una alianza entre ellos parece imposible, una parte de la izquierda podría ir también para Macron.

Pero, a fin de cuentas, el candidato de En Marche tendrá que manejarse con una base electoral muy inestable también, mientras que Marine Le Pen va a las urnas con un 30 % de voto probable, un amplio margen que podría crecer antes del 23 de abril.

En este sentido, y dado que el 60 % de la deuda pública francesa es deuda exterior y que los mercados financieros consideran que los riesgos políticos son los principales riesgos a tener en cuenta, cuando se les pregunta qué área geográfica les parece la más arriesgada, muchos contestan que Europa, a pesar de Trump y del hecho de que la eurozona tiene (por primera vez desde 2008) una tasa de crecimiento superior que la de Estados Unidos.

¿Es momento de entrar en pánico?

Aunque Marine Le Pen muestre ahora fuerza y confianza en estar en la segunda ronda electoral, hay que recordar que se trata de predicciones a partir de sondeos, los mismos que nos convencieron de la imposibilidad de un triunfo de Donald Trump.

Además, y a pesar de la amplitud de su base electoral, el Frente Nacional no es un "partido para todos" y hay que tener presentes las elecciones de 2002, cuando, en la pugna entre Jacques Chirac y Jean-Marie Le Pen, acabó con un 82 % de votos a favor de Chirac.

La idea de que, como Reino Unido y Estados Unidos parecen haber caído en el populismo, Francia podría seguir fácilmente el mismo camino, parece ampliarse por el desconocimiento que en realidad tienen muchas personas, por no hablar de los mercados financieros, del contexto político francés y su sistema electoral, con dos vueltas.

El 49 % de las personas encuestadas sigue considerando a Marine Le Pen como un peligro para la democracia y como representante de una "extrema derecha nacionalista y xenófoba", frente al 40 %, que la ve como representante de una "derecha patriótica, ligada a valores tradicionales".

El equilibrio es delicado, pero constituye un reflejo de hasta qué punto puede estar influenciada la opinión pública. También es necesario cuestionar el grado de representatividad de cada encuesta en relación con el electorado real y recordar que, al final, en una democracia, solo los votantes humanos pueden decidir.